Diario ampliado del Padre Pedro Font

Colonizing Expedition, 1775-1776


Monday, January 1, 1776 EN -- Dia 1. de Enero de 1776. Lunes. Dixe missa, y en ella quatro palabras á la gente sobre la festividad del dia, y exhortando á renovar las buenas costumbres pues empezabamos añonuevo &c. Amanecio el suelo blanco como si huviesse nevado, con la escarcha que cayó esta madrugada. Por haver sido larga la jornada de ayer, y haver llegado tarde el Ganado se determinó oy no hacer mas que vadear el rio, que aunque estrecho, es de bastante agua, muy rapido, y de caxon muy profundo, como ayer dixe, para lo qual se compuso el vado, en lo que se trabaxó un buen rato despues de missa. Como á las diez del dia llego el correo, que se envió dia 27. de Deciembre, con respuesta de la Mission de San Gabriel, un soldado de ella, y diez y siete bestias que enviaron los Padres para ayuda de las nuestras que venian bien atrassadas; y traxeron la fatal noticia de que los Indios del Puerto y Mission de San Diego se alzaron por el mes de Noviembre y que mataron á un Religioso y hirieron los soldados. De este caso hablare mas individualmente despues en su lugar. Se dispuso el vado, y á las dos de la tarde se empezó á vadear el rio, y en una hora se vadeó con felicidad, y nos paramos del otro lado cerca de sus margenes. Lo mas de la gente passó por un puente que formaba un gruesso alamo que estaba caido y atravessado sobre el rio; y cerca de el estaba el otro alamo con que se formó puente en la expedicion passada. Este parage es lo mismo que lo demas, tierra fertil y hermosa, con rosales, sarmientos, zarzamoras, y otras hierbas que dan gusto verlas tan verdes, y en una palabra, toda esta tierra desde el puerto de San Carlos para adelante, es tierra que no cria espinas y abrojos, ni vi en toda la tierra que anduve hasta el Puerto de San Francico, arboles ni matorrales espinosos como hay en tierra afuera, escepto unos nopales y algunas hortigas que vi cerca del Puerto de San Diego, ni se encuentran en las plantas espina alguna mas que en las zarzas y rosales. En fin, es tierra totalmente distincta de la demas de la America que he visto, y en las hierbas y lo florido de los campos muy semejante á la España, como tambien en ser las lluvias por el invierno.

Tuesday, January 2, 1776 EN -- Dia 2. Martes. Dixe missa. Salimos del Rio de Santa Ana á las ocho y quarto de la mañana, y á las dos y quarto de la tarde paramos en la Arroyo de los Alisos, haviendo caminado seys leguas con rumbo al oestnoroeste. El camino es muy llano toda, excepto al salir del rio de Santa Ana que passamos unas lomas largas y suaves, las quales, como todo lo demas del camino, estaban llenas de buen pasto seco y verde; tierra muy apta para ganado menor por muy limpia, y sin cosa que pueda perjudicar á la lana. Las sierras de los lados son las ya dichas; y en el parage estabamos ya mas cerca de la sierra nevada. Amanecio muy nublado todo el orizonte, y á la mitad del camino empezó á llovernos agua muy menuda y suave, que no fue muy molesta; pero llovio mas recio luego que paramos, y assi prosiguio hasta muy de noche. El rio de los alizos se llama assi, porque cria bastantes en sus margenes, y es la unica madera y leña que hay en estos llanos: sus aguas son cristalinas, hermossissimas, y muy buenas: nace de la sierra nevada, y es poca la agua que regularmente trae, pero permanente. En sus orillas halléuna yerva tiernissima, y muy gustosa algo semejantes al lechuguino, aunque tenia la oja mas delgada y larga: cogi de ella una buena porcion, y la traje á la tienda del Sr Comandante, la que comimos por ensalada, y nos quadró mucho á todos. Otras yerbas hay tambien vistosas, y romero &c. Desde el Valle de San Joseph oi en el camino cantar unos pajaros algo mas grandes que gorriones, y dicen que son calandrias aunque no me lo parecieron, cuyo canto no es largo, pero suave: y de estos despues vi muchos en adelante en todas partes. En el tronco de un aliso grande, cerca del qual paramos, dexégravada con la punta de un cuchillo nuestra venida baxo de un IHS que en la Expedicion passada gravó en él el Sr Comandante, con este rotulo AÑO 1776. VINO LA EXPEDICION DE SAN FRANCISCO.

Wednesday, January 3, 1776 EN -- Dia 3. Miercoles. Salimos del Arroyo de los Alizos á las nueve y quarto de la mañana, y á las tres de la tarde paramos a orillas del Arroyo, que con otras se junta, y forma el rio de San Gabriel, haviendo caminado unas seys leguas con rumbo al oestnoroeste. Todo el camino es muy llano, y como á una legua despues del parage passamos por un puerto, ó abra, que se forma á la derecha, de la falda de la sierra nevada, y á la izquierda, de unas lomas baxas, que tiran para el poniente, en cuyo pie hay una laguna quando llueve, que la vez passada llamaron el puerto de los ossos por haver visto en él unos quantos; y luego se entra en una tierra muy llana por todas partes, y la hallamos muy verde en partes, y rebentando y a las floxes. La tierra es muy humeda, no solo porque el tiempo de las aguas y lluvias es ahora en invierno como en España, sino tambien por los grandes rocios que he reparado caen en noches serenas; y las lluvias son menudas, suaves, y seguidas, y sin truenos. En algunas partes se ven algunos encinos, y parece que en la sierra hay mas con los pinos: y antes de llegar al parage entramos en un bosque claro y de varios arbolitos. El rio sale de la sierra nevada, y corre como al poniente: sus aguas son muy cristalinas y hermosas; pero de poco caudal, aunque en sus crecientes se conoce por el trecho que coge la caxa, que trae mucha agua. Haviendo sabido que se mudó la Mission de San Gabriel al parage en donde tenia las milpas, algo mas arrimada á la sierra nevada que antes, á la mitad del camino dexamos el camino viejo de la vez passada, y abriendo camino nuevo enderezamos la marcha para el nuevo sitio, y por venir las bestias cansadas no llegamos oy á la Mission. Oy amanecio con mucha neblina y luego se levantó en nubes, que nos taparon la sierra nevada, á donde se retiraron, y nos dexaron el dia bastante despejado: y aunque tan pegados á la sierra nevada no sentimos mucho frio estas noches; quizas por no estar el mar muy lexos es el temperamento mas benigno, pues aunque hace competente frio, no es tan crudo, ni se siente y duele tanto como se experimenta en los rios Gila y Colorado.

Thursday, January 4, 1776 EN -- Dia 4. Jueves. Dixe missa. Salimos del Arroyo de San Gabriel á las nueve de la mañana, y á las onze llegamos a la Mission de San Gabriel, señalada en el mapa con la letra B. haviendo caminado unas dos leguas con rumbo al oestsudoeste algo inclinado al oeste. La Mission de San Gabriel está situada como á ocho leguas distante del mar, en un parage de bellissimas proporciones, con bastante agua, y muy buenas tierras. El sitio es llano y despejado, y como á dos leguas de la sierra nevada, que le cae al norte, la qual desde el Puerto de San Carlos venimos dexando á la derecha, y parece que aqui remata el ser nevada, pero no la sierra, que es la misma sierra madre de California, la qual sigue para adelante muy tierra adentro, y segun todas las señas es la misma sierra continuada que passo el P. Garces en este viage, y la llamó la sierra de San Marcos. Al salir del parage passamos por una caxa de rio crecido que estaba sin agua, y tiene bastante alameda peque ña, y es el rio que va al parage antiguo de la mission en donde tiene siempre suficiente agua. En esta Mission hallamos al Sr Capitan Comandante de Monterey Dn Fernando de Ribera y Moncada, que con el motivo de la sublevacion de los Indios de la Mission de San Diego, que la destruyeron, y mataron á su P. Ministro el P. Fr. Luis Jaume, havia venido para passar á aquel Presidio desde Monterey, y llegó á esta Mission el dia 2. por la noche. Poco antes de llegar salieron al camino á recibirnos el Sr Comandante Ribera, y el P. Ministro de la Mission Fr. Antonio Paterna; y fue nuestra llegada de mucha alegria para todos, recibiendonos la escolta de la mission con salva, y los otros dos Padres, que en ella estaban, el P. Fr. Antonio Cruzado, y el P. Fr. Miguel Sanchez, con muchos repiques de campanas, y con especiales demonstraciones de contento.

Friday, January 5, 1776 EN -- Dia 5. Viernes. Nos detuvimos á descansar; y los Sres Comandantes platicaron sobre el negocio de la rebelion de los Indios de San Diego. Despues de comer fui con el P. Sanchez á ver el ojo de agua, de donde sacaron la azequia para esta Mission de San Gabriel, con la qual queda con las mejores conveniencias; porque á mas de que la azequia es competente y passa por delante la casa de los Padres, y de los jacalitos de los Indios Christianos que componen esta nueva mission, los quales seran unas quinientas almas de recien convertidos entre grandes y pequeños; domina todos los llanos del sitio immediato, aptos para sembrar, por lo qual estan las milpas immediatas al pueblo; y es una Mission que tiene tan buenas proporciones para sementeras, y de tan buenos pastos para ganados y cavalladas, que no se puede desear mejor. Las vacas que tiene estan muy gordas, y dan mucha leche y regalada, con la qual hacen muchos quessos, y mantequilla muy buena; hay cria de puercos; y un corto chinchorro de ganado menor, del qual á nuestra venida mataron tres ó quatro carneros que tenian, cuya carne era especialmente buena, y no me acuerdo haver comido carnero mas gordo y bello; y tienen tambien algunas gallinas. Tiene bastante madera de enzinos y otros palos para fabricas, y por consiguiente mucha leña: solo falta cal,que no se ha encontrado hasta ahora, pero quizas buscando bien, se encontrará para mejorar las fabricas, que al presente son algo de adobe, y lo mas de palizada y tule, por lo qual son muy arriesgadas, y expuestas a incendios. Al presente toda la fabrica se reduce, á un jacalon muy largo todo de una pieza con tres divisiones, y este sirve de habitacion de los Padres, de troxe, y de todo: algo apartado de este hay otro Jacal quadrado que sirve de Yglesia: y cerca de este otro, que es la guardia que llaman, ó quartel de los Soldados que estan en ella de escolta, que son ocho: y luego unos jacalitos de tule que son las casitas de los Indios, por entre los quales, y la casa de los Padres passa la azequia. En el ojo de agua se cria naturalmente apio, y otras hiervas que parecen lechuguitas, y unas raizes como chirivias; y hay por alli cerca muchos nabos, que de un poco de semilla que se tiró, se apoderaron de la tierra, y cerca del parage antiguo de la Mission, que dista de este nuevo como una legua al sur, se cria mucha abundancia de berros, de los que comi bastantes; y por fin es tierra, que como dice el P. Paterna, parece tierra de Promission; bien que los Padres han padecido en ella muchas necessidades y trabajos, porque los principios siempre son dificultosos y mas en aquellas tierras en donde no havia nada, y padecieron el desamparo de faltarlos el avio por dos años. Los Indios convertidos de esta mission, que son de la Nacion Beñeme, y tambien Jeniguechi, parecen mansos, y tal qual de buen corazon: son de mediana estatura, y las mugeres algo mas pequeñas, cariredondos, chatos y algo feos: su trage en la gentileza es ir totalmente desnudos los hombres, y las mugeres traen alguna piel de venado con que se cubren y tambien alguna cobija de pieles de nutria ó de liebre: aunque á los convertidos procuran los Padres vestir tal qual como pueden. El methodo que los Padres observan en la reduccion es no obligar á nadie á que se haga christiano, y solo admiten á los que voluntariamente se ofrecen, y esto lo executan de este modo. Como aquellos Indios estan hechos á vivirse en los campos y los cerros como las bestias, les previenen que si quieren ser christianos ya no se han de ir al monte, sino que han de vivir en la Mission, y que si se van de la Rancheria (que assi llaman á los jacalitos y vivienda de los Indios) los iran á buscar y los castigaran. Con esto empiezan á cathequizar á los gentiles que voluntariamente vienen, enseñandoles á persignar y lo demas necessario, y si perseveran en el cathecismo por dos ó tres meses con el mismo animo, en estando instruidos passan á bautizarlos. El govierno de todos los dias es este: por la mañana en saliendo el sol se dice missa regularmente, y en ella, (ó sin ella si no se dice) se juntan todos los Indios, y reza el Padre con todos la doctrina christians, la que se concluye cantando el Alabado, el qual se canta en todas las missiones de un modo y en un mismo tono, y lo cantan los Padres aunque no tengan buena voz, como que la uniformidad es lo mejor: luego van á almorzar su atole que se hace para todos, y antes de tomarlo se persignan y cantan el Bendito: despues van á trabajar lo que se puede, inclinandolos y aplicandolos los Padres con su ejemplo al trabajo: á medio dia comen su pozole, que se hace de comunidad para todos; y despues trabajan otro rato; y al ponerse el sol buelven á rezar la doctrina y concluyen cantando el Alabado.

Los christianos se distinguen de los gentiles, en que se procura vayan tal qual vestidos ó tapados segun lo alcanzan las cortedades de aquellas tierras; y no se cuenta con los cathecumenos para el pozole, sino que de lo que sobra se les da algo. Si algun Indio quiere ir al cerro á ver á sus parientes, ó á buscar bellota, le dan licencia por dias señalados, y regularmente no hacen falta en bolver, y á veces vienen con algun pariente gentil que se queda al cathecismo, ó por el exemplo de los otros, ó atraido del pozole, que les quadra mas que sus yerbas y comidas del cerro, y por esso suelen aquellos Indios cogerse por la boca. La doctrina que se reza en todas las Missiones es la breve del P. Castañi, con total uniformidad sin que ningun Padre le varie alguna palabra, ó pueda añadirle otra cosa; y esta se reza en castilla, aunque los Padres sean inteligentes en la lengua; como sucede en la Mission de San Antonio, cuyo P. Ministro Fr. Buenaventura Sitjar entiende y habla bien la lengua de los Indios de aquella Mission, y con todo se reza la doctrina en castilla, y como el Padre sacó la doctrina en la lengua, lo mas que se hace es rezar el dia una vez en la lengua y otra en castilla, conformandose con esto con lo que está tantos vezes mandado desde el primer Concilio Mexicano, y lo trata bien el Sr Solorrano, que a los Indios se les enseñe la doctrina en castilla, y se procure que hablen en castellano, como que en todas las lenguas de los Indios son muy barbaras y muy faltas de terminos. En las misiones se procura que las muchachas grandes doncellas duerman a parte en algun recogimiento; y en la Mission de San Luis vi, que un Soldado casado servia como Mayordomo de la mission, con lo qual tenia el padre algun alivio; y su mujer cuydaba de las muchachas doncellas, baxo cuyo cuydado estaban, á la qual llamaban la maestra, y esta de dia las tenia consigo enseñadolas á coser, y otras cosas, y de noche las encerraba en una pieza, en donde las tenia aseguradas de cualquier insulto, y por eso las llamaban las monjas; lo que me parecio muy buena cosa. Por fin, me pareció muy bueno el metodo que observan los Padres en aquellas nuevas Missiones: y advierto que lo mismo que se hace en una, se hace en las demas, que es lo que mas me quadró; excepto la Mission de San Diego, en la qual, por ser la mas pobre, y no permitirlo el terreno por las pocas proporciones que tiene, no hay milpas de comun, ni aun de particular, ni se da pozole de comunidad, y los Indios se han dexado vivir en susu rancherias con obligacion de venir á misa los Domingos por su turro, como se hace en la California baxa, y esta es la causa porque esta mission está tan atrassada, á mas de que sus Indios son los peores de aquellas nuevas Missiones

Saturday, January 6, 1776 EN -- Dia 6. Sabado. Dixe missa, y despues se cantó la Missa en accion de gracias por nuestra llegada, la que oficiécon mi instrumento, y en el altar la cantó el P. Paterna, el qual despues del evangelio predicó un sermon del misterio del dia muy bien y muy al intento. El Sr Comandante Ansa se ofrecio acompañar al Sr Comandante Ribera, y passar al Puerto y Presidio de San Diego con veinte soldados de la Expedicion, para cooperar al castigo de los Indios rebeldes, si fuese necessario para pacificar la tierra; y qudó determinado salir para San Diego el dia siguiente, á donde yo fui tambien quedandose la gente, y lo demas de la Expedicion en San Gabriel hasta que bolviessemos.

La determinacion de este viage fue desde ayer, pero á mi no me dixeron nada, ni se me hizo saver, por si queria ir, ó quedarme, y solo esta mañana supe algo por un criado. A la noche pues, poco despues de la oracion vino el Sr Comandante Ansa á decirme como el dia siguiente se iva para San Diego, por lo qual me entregaba la llave del Quadrante astronomico, y que si se me ofrecia algo lo pidiesse al Proveedor Dn Mariano, que se quedaba. Respondile que era casa dura, que siempre era yo el ultimo que sabia sus determinaciones de detencion ó marcha, y que nunca contaba conmigo para nada &c. que aunque yo le dixe en San Miguel desde antes de salir, que en todo el viage no me apartaria de su lado y que lo acompañaria á qualquier parte que fuesse, como que esta era mi voluntad; pero que siendo la suya el dexarme, me conformaba con lo resuelto, y tendria paciencia como la havia tenido en otras cosas. Armamos con esto á solas conversacion larga, que fue con terminos de amistad y quietud; pero le hable muy claro sobre el modo de proceder que tuvo conmigo, y del poco caso que se me hizo hasta aqui, como si yo viniesse en la Expedicion de merced y á su favor, y no por orden superior como venia &c. Y en quanto á la llave del instrumento me resisti en admitirla, pues él no me entregó el instrumento desde el principio; como se le mandaba; y aun sin atender á que yo venia con el encargo de observar, solo lo podia hacer quando él queria, como que él en todo mandaba, y yo solo venia causandole estorbo, y embarazo; y assi que hacia bien en dexarme por librarse de esta broma &c. Procuró el Sr Comandante satisfacerme como pudo; y por fin, á mas de que quasi por fuerza me encaxó la llave, que huve de recibir por no mostrarme tenáz y grossero, concluyo pidiendome perdon repetidas vezes de lo que pudiere haverme ofendido, escusandose con que fueron inadvertencias suyas, y diciendome que si queria ir á San Diego seria para el de mucho gusto, y assi que lo resolviesse yo, y lo pensasse esta noche para avisarle mañana. Dixe que yo nada resolvia, ni tenia que pensar sobre el assumpto, pues mi voluntad era acompañarlo en todo , y á todas partes, como se lo dixe desde el principio, menos en la campaña, si acaso salir contra los rebeldes de San Diego, y assi que me conformaba con lo que él quisiesse: que á la gente de la Expedicion que quedaba en San Gabriel yo no les hacia falta, pues tenian en aquella Mission tres Ministros para lo que se les ofreciesse. Con esto quedamos de acuerdo en ir yo, y llevar el Quadrante para observar la altura de aquel Puerto: y quedó el Sr Comandante tan mudado, que conocieron los Padres de San Gabriel la mudanza desde aquella misma hora, portandose desde entonces conmigo algo mas afable y muy otro, aunque sin dexar su seriedad y superioridad. Esto apunto para que se vea, que con semejantes señores conviene hablar claro quando viene la ocasion, pues siendo con buen modo y con buenos terminos regularmente no se pierde nada por esso, antes muchas vezes suele lograrse mucho; que no siempre conviene las sumissiones y dissimulos, con los quales suelen engreirse mas

Sunday, January 7, 1776 EN -- Dia 7 Domingo. Dixe missa, y en ella hize una exhortacion a la gente que se quedaba en la mission, despidiendome de todos, y encargandoles el buen porte en sus procederes para que no diessen mal exemplo á aquellos nuevos christianos, y animandoles á la tolerancia de los trabajos &c. Despues se dispuso el viage y lo necessario para los que haviamos de ir á San Diego, que eran el Sr Comandante Ribera con diez Soldados, y el Sr Comandante Ansa con veynte soldados de la expedicion, y conmigo, y una requa de vacio para traer bastimento. Salimos de la Mission de San Gabriel al medio dia, a la ligera, y poco despues de las siete de la noche paramos á la orilla del Rio de Santa Ana, despues de vadearlo, haviendo caminado unas diez leguas largas con rumbo cinco al sudeste, tres al estsudeste, y las dos ultimas quasi al este, y con alguna guiñada al nordeste. El camino es llano quasi todo, excepto unas lomas que hay como á la mitad del camino, y todo el muy verde y cubierto de zacate y varias hierbas, y entre ellas se halla una especie de cebollin muy pequeño, que en figura y sabor es lo mismo que la cebolla de las huertas, y de el comi en la mission de San Gabriel. A una legua passamos por el parage antiguo de la Mission, en donde estaban aun en pie los jacales: á las tres leguas se passa el rio de San Gabriel, que aqui trae bastante agua, y corre commo al oeste para el mar: despues se siguen las lomas, y en una cañada de ellas hay un pozito: y luego sigue tierra llana hasta el rio de Santa Ana, que aqui va ancho y con bastante agua, y corre para el mar como al oestsudoeste, aunque parece, por lo que vi el dia siguiente, que sin llegar al mar forma cerca la playa grandes lagunas. El rio de Santa Ana se llama assi porque la Expedicion del Sr Comandante Portolá llegó á él, dia de Santa Ana, y le puso esse nombre, quien tambien puso los demas nombres en todo el camino desde San Diego á Monterey, y á la Mission de San Gabriel la llamaron San Gabriel de los temblores, porque tembló la tierra el dia que llegaron a aquel sitio. Estuvo oy el dia claro, pero con el noroeste, que aqui, y en estos mares del sur reyna mucho, algo molesto, y entró la noche calmando el viento y con mucho frio, y con poca leña, porque toda la tierra y el rio es muy falta de arboleda, que es el pero que tiene.

Monday, January 8, 1776 EN -- Dia 8. Lunes. Salimos del Rio de Santa Ana a las siete de la mañana, y á las quatro y quarto de la tarde paramos en el Arroyo de Santa Maria Magdalena, nombre que le puso la expedicion del Sr Portolá, llamado porotro nombre la Quema, por una quemazon, que en los zacatales tuvieron de algun riesgo, causada en parte de casualidad y en parte de los Gentiles, haviendo caminado unas catorze leguas con el rumbo como cinco al estsudeste, y llegamos al parage llamado los Ojitos, en donde almorzamos un bocado y bebimos agua; y quatro al sudeste, culebreando todo este tramo hasta el Trabuco por causa de las lomas que tiene esta sierra, de la qual hago mension dia 30. y 31. de Deciembre, y al llamaron assi en la primera expedicion porque en este parage, que tiene un pequeño arroyo, perdieron un trabuco; y lo restante al sudeste quarta al sur, por tierra algo llana á modo de cañada algo ancha, á la mitad de la qual hallamos unos Indios gentiles cazando ratones, y cogiendo tunas de un corto tunal que hay alli, de las quales que son bien ordinarias y muy huessudas, comi una haviendome ellos convidado. Todo lo mas del camino es de lomas subiendo y baxando: y desde lo alto de las lomas se descubre á trechos el mar, y tambien la Isla llamada de Santa Cathalina, que está unas seys leguas mar adentro, y la ensenada de San Pedro que esta en derechura de la Mission de San Gabriel. Cerca de este parage de la Quema entre él y el mar está el parage de la nueva Mission de San Juan Capistrano, que se empezaba á fundar, y se desamparó con el alzamiento de San Diego ahora dos meses.

Tuesday, January 9, 1776 EN -- Dia 9. Martes. Salimos del Arroyo de la Quema á las siete y media de la mañana, y á las cinco de la tarde paramos en el Rio de San Juan Capistrano, haviendo caminado unas catorze leguas con rumbo muy variado, y de muchas bueltas por causa de las lomas, que me parece reducirse como la mitad al estsudeste, y la otra mitad al sudeste. El camino es todo lomas y cañadas, y por esto bastante quebrado, aunque sin piedra, y la tierra muy humeda y verde, y se hallan varios arroyos pero sin agua, que solo la tienen quando llueve. A las siete leguas llegamos á una lagunita, que hay en un arroyo, y le llaman de las flores, y parece permanente; y con dos leguas mas llegamos á las dos de la tarde al rio de Santa Margarita, en donde vimos muchos ansares blancos, quizas venidos de la laguna de San Joseph, de la qual hablo dia 30. de Deciembre; y antes llegar al parage passamos por cerca de otra laguna algo grande. En el parage apenas havia agua, aunque el rio suele traer mucha en lloviendo, y en la noche tuvimos muy buen frio por falta de leña, que es lo que mas se escassea en todas estas tierras y lomas, y estabamos ya tan cerca del mar que toda la noche oimos su ruido, y desde lo alto de las lomas se descubre muchas vezes en el camino, y tambien desde un alto vimos oy claramente los peñascos que forman el Puerto de San Carlos, por el qual passamos dia 27. de Deciembre, y tambien la sierra nevada.

Wednesday, January 10, 1776 EN -- Dia 10. Miercoles. Salimos del Rio de San Juan Capistrano á las siete y media de la mañana, y á las tres y media de la tarde paramos en la Rancheria de la Soledad, haviendo caminado unas doze leguas con rumbo vario, como tres leguas al sudeste, unas dos al sursudeste, como quatro al sur no cabal hasta San Dieguillo, y lo restante al sursudeste y al ultimo quasi al sudeste. Luego que salimos del parage vi rio abaxo una rancheria de Indios: como á las seys leguas está el parage llamado los Batequitos, aguaje pequeño y algo apartado del camino á la parte contraria del mar: á dos leguas mas está la rancheria de Indios, y parage llamado San Alexos, y antes y despues de él se encuentran dos esteros de la mar: despues se entra en unas lomas de bosques chaparro compuesto de romero, encinillos, abrojos, y otros semejantes, y de ellas se baxo al arroyo y parage de San Dieguillo. El camino es quebrado como ayer, todo lomas y cañadas, subiendo y baxando, y sin arboleda y escasso de leña; pero la tierra verde como la demas, de mucho zacate, y se conoce que en lloviendo mucho es este camino muy pesado, y quasi intransitable por atascoso, y por la agua que traen los muchos arroyos que ahora hallamos secos. La rancheria de la soledad pertinece ya á la Mission de San Diego, y hay en ella algunos christianos, cuyo governador me enseño tres heridas, y me dixo que eran flechazos, que le havian dado los cimarrones en el alzamiento, y despues supe que eran balazos que recibio en la refriega por hallarse con los alzados, como complice que fue con los demas en el caso. Estuvo con nosotros un rato y algunos Indios traxeron lena; pero el Sr Ribera mostró mucha desconfianza de ellos, y parecia que estaba con recelo. Despues de cenar vinieron los Indios de pescar gritando Cassau, cassau, que assi llaman á toda especie de pescado, y nos traxeron á la tienda unas sardinas hermosissimas que acababan de salir del agua, y tan grandes, que me parecieron las sardinas saladas que en España llaman Arenques: luego tome unas quantas, y en aquella hora me puse a limpiarlas, y las probamos; yo comi una assada en las brasas, y tres fritas, que estaban sabrosissimas, y el Sr Ansa comio una no entera por ser ya tarde.

Thursday, January 11, 1776 EN -- Dia 11. Jueves. Salimos de la Rancheria de laSoledad á las siete y media de la mañana, y como á las diez y media llegamos al Presidio de San Diego, señalado en el mapa con la letra C. haviendo caminado quatro leguas largas, con rumbo, las dos primeras quasi al sursudeste, y con declinacion al sur, y las dos restantes al sudeste, y sursudeste, siguiendo lo mas de estas la playa del Puerto anegado. Fue singular la alegria que huvo en el Presidio con la venida del Sr Comandante Ribera, y el Sr Comandante Ansa con los soldados, por el refuerzo que con esta tropa le venia. Está el Presidio de San Diego situado en un muy mal parage de una loma dominada de otras, pequeña, y desigual al pie de la qual passa el rio, que mucho tiempo del año esta seco y apenas se le saca agua para beber con pozos hechos en la misma arena, el qual viene de la sierra madre de California, que no está lexos, como al nordeste, y bolteando la loma desagua en el Puerto, que dista del Presidio unas dos leguas al sur. Aqui hallamos al P. Ministro de la Mission destruida de San Diego, que estaba situada, como una legua rio arriba, el P. Fr. Vicente Fuster, y los dos PP. Ministros de la Mission de San Juan Capistrano; que empezaban á fundar cerca el parage de la Quema, y la dexaron con el alzamiento de los Indios, el P. Fr. Firmin Lazuén, y el P. Fr. Gregorio Amurrio; los quales, y todo el Presidio, recibieron especial contento con nuestra venida. A orillas de Puerto anegado, y como á una legua del Presidio está la Rancheria de la rinconada. Este Presidio no tiene proporcion ninguna para siembras, y por consiguiente ni la Mission, por cuyo motivo se mantienen en ella muy pocos Indios, y permiten á los mas el que vivan en sus rancherias, aunque sean christianos, como se hace en la California baxa, y por esso tienen tanta comunicacion con los Gentiles, y aun son mas gentiles que christianos; y con esta destruccion y golpe quedó todo muy pobre y atrassado. En la Mission que se fundaba rio arriba se empezaba ahora á sacar alguna siembra; por cuyo motivo, y por no vivir con tanta incomodidad en el Presidio, que no puede tener extension alguna, á mas de la escasses del agua, havian los Padres separado de él la Mission: pero con lo sucedido bolvieron a refugiarse al Presidio, en donde al presente se passaban muchos trabajos y necessidades, por falta de fabricas y habitacion, y mas por falta de viveres, pues no havia en el almacen mas que un poco de arroz, y maiz apolillado. El Puerto es muy bueno y seguro, y lo forman, por la parte de tierra una lengua de tierra baxa que viene de la Sierra madre, y corre de oriente á poniente, y por la parte del mar una sierra baxa, que corre como de sudeste á noroeste hasta el Puerto anegado, el qual suele á vezes comunicarse con el Puerto dexando quasi aislada á la sierra, cuya punta ó entremo se llama la punta de guijarros, cerca la qual está la entrada ó boca del puerto, que es bien grande, de bastante profundidad, y quasi redondo. Enfrente la boca del Puerto, y en distancia de unas seys leguas se ven unas isletas llamadas los martires, ó de los quatro coronados, y al oestnoroeste, y muy lexos, como á quince leguas de tierra, se divisa una isla algo grande llamada de San Clemente. En el terreno hay suficiente zacate, aunque no tan bueno, ni con la abundancia que en otras partes; y es escasso de leña, y mucho mas de madera. Por fin es la Mission de San Diego la peor de todas las que tienen los Padres de San Fernando en aquellos nuevos establecimientos, y tambien sus Indios son los peores, los quales son de la Nacion Quemeya, y muy semejantes á los Jecuiches assi en sus perversas intenciones y mal corazon, como en ser de ruin cuerpo, feos, sucios, desgreñados, tiznados, hediondos, y de cara chata. La manifestaron lo que eran en la primera entrada que se hizo á aquellas tierras con la Expedicion del Sr Comandante Portolá, pues á poco tiempo que los Padres establecieron aquella Mission se alzaron, y hirieron al P. Fr. Juan Vizcaino, en una mano con un flechazo, y siempre han mostrado no ser cosa buena.

Friday, January 12, 1776 EN -- Dia 12. Viernes. Amaneci algo fatal de mi enfermedad; pero el dia estuvo algo apacible, y no como ayer que se levanto luego que llegamos un norte tan recio, que era cosa extraordinaria, y duró hasta la noche. Observe la altura de este Presidio, y lo halle, sin correccion en 32°.38'. y con correccion en 32°.44'.1/2. Y assi digo: En el Presidio del Puerto de San Diego, dia 12. en Enero de 1776: Altura meridiana del bordo inferior del sol: 32°.24''. Este Puerto abunda mucho de pescado de varias especies, que á todo llaman Cassau los Indios, como son bessugos, lenguados, mojarras, viejas, sardinas grandes, y otra mucha variedad, y todos muy buenos, los quales pescan los Indios en sus canoitas de tule con anzuelos y fisgas, y como comen mucho, y con ninguna limpieza, por esso hieden mas que otros: pero son tan ingratos con los Padres y tan mal criados, que para lograr pescado los Padres es menester pagarles con abalorios, ó maiz, &c. lo que ellos piden, y entonces dan lo que á ellos les sobra regularmente

Saturday, January 13, 1776 EN -- Dia 13. Sabado. Subi en un altito immediato al Presidio, y desde alli descubri mejor el Puerto, y el mar, y las Yslas, de las quales se descubren seys ó siete pequeñas como al sur, y quasi al oeste la de San Clemente. Se empezaron á hacer las averiguaciones sobre el alzamiento passado, destruccion de la Mission, y muerte de su P. Ministro el P. Fr. Luis Jaume, examinando á unos Indios cabezillas que estaban presos en el presidio, los quales pudieron ser presos entonces, y eran cinco, y tomando informacion de sus delitos. Refiero el alzamiento y caso fatal conforme me lo contó el P. Fr. Vicente Fuster; advirtiendo que como este Presidio y Mission de San Diego no tiene proporcion ninguna para sememteras, pues apenas tiene agua para lo mas preciso, los P.P. Ministros fueron bautizando varios gentiles reducidos, que creo passaban ya de quinientos, y les permitian vivir en sus rancherias, con uno que supiesse rezar para que rezassen, y con la obligacion de venir las rancherias por su turno á missa en las fiestas, como está establecido en la California baxa. Con esto los Christianos eran tales en el nombre, y poco mas ó menos lo mismo que Gentiles, como tan tiernos en la christiandad, y con la libertad en que vivian, y con tan poca doctrina como se les daba, sin poder hacer los Padres otra cosa. Estos pues, mal contentos con la sugecion, como sucede regularmente con los Indios, y tal vez deseosos de hurtar lo que havia en la Mission y les quadraba de lo que poco antes le havia venido en un buen avio, como espias caseras compusieron con los Gentiles de la sierra para acabar con la Mission y el Presidio, lo que pensaron lograr con la ocasion de ver las fuerzas pocas de los Españoles divididas, y mas con los pocos soldados que salieron para escolta de la Mission nueva de San Juan Capistrano que ivan a fundar el P. Fr. Firmin de Lazuen, y el P. Fr. Gregorio Amurrio cerca de la Quema, de que hago mension dia 8. Dispusieron pues los gentiles dividirse unos para el Presidio, y otros para la Mission, y que estos no empezassen el combate hasta que viessen arder el Presidio, que por ser corta la distancia se podia alcanzar á ver el fuego ó la luz, en el qual estaban los soldados tan descuydados que huvieran los Indios logrado el tiro como pensaban y huvieran acabado con todo si huviessen executado el hecho como havian pensado, porque el Presidio está dominado de una loma muy immediata por donde havian de dar el alarido, y apoderandose de los cañones ó pedreros, pegar fuego á las fabricas, que por ser de tule era muy facil: pero quiso Dios que los de la Mission no esperaron la señal sino que empezaron el combate, y á pegarle fuego antes que ardiesse el Presidio, con lo qual los que venian al Presidio temieron ser sentidos y se retiraron luego á juntarse con los de la Mission: bien que los Soldados estaban tan dormidos, que ni oyeron los tiros, ni la griteria, ni vieron la luz del fuego que estaba á la vista, y el centinela de aquella hora en la declaracion se escusó diciendo, que es verdad que vio la luz, pero que le parecio que era de la luna, y es de advertir que en aquella noche estaba la luna un dia antes de la llena, y por consiguiente en la hora en que sucedió estaba la luna al poniente y la luz del fuego se havia de ver al oriente del Presidio, pues á essa parte estaba la Mission: pero no es cosa nueva que assi cumplan los soldados con su obligacion, como sucede las mas verzes en estas fronteras de Sonora, en donde suceden muchas desgracias con los Apaches que cogen á los Soldados de los Presidios de sorpresa descuydados y desprevenidos, ó dormidos ó jugando. Dia 5. de Noviembre, pues, de 1775. como á la una de la noche cayó á la Mission de San Diego toda la Indiada que le havia de dar el golpe, y la que se le juntó, y havia de caer al Presidio, y no lo hizo por no haverse aguardado la seña que arriba dixe: y aunque se sabe que se juntaron y convocaron para esto unas quarenta rancherias, pero no se pudo averiguar á punto fixo el numero de enemigos; bien que fue crecido, pues aunque no fuessen mas que diez Indios por rancheria serian quatrocientos, siendo assi que muchas rancherias podian dar veinte y treinta combastientes, y todos eran de la nacion quemeya, y de la Jecuiche, puede ser que se les juntassen algunos otros. Como era de noche y los soldados de la escolta de la Mission estaban en la guardia dormidos, (que assi cumplen por alla con su oficio aquellos malos vagabundos) robaron primero los Indios lo que quisieron de la Yglesia, haciendo pedazos con una piedra la caxa de los ornamentos, los quales se llevaron, y tambien dos Imagenes, de la purissima concepcion, y de Sr San Joseph, y despacharon á las mugeres suyas al cerro con el robo; y luego cogiendo unos tizones de lumbre de la misma guardia empezaron á pegar fuego á la guardia, á la Yglesia, y á las casas de los Padres, que por ser fabricas de tule y palizada facilmente se encendieron. El P. Fr. Luis Jaume con el ruido salio de casa, y entonces conoció el alzamiento que estaba sucediendo, de lo qual le havian dado aviso antecedentemente varias vezes, y jamas lo quiso creer, pareciendole impossible que hiciessen con él semejante cosa sus Indios, porque los amaba mucho, y los favorecia en quanto podia, y hasta se llegó á enojar con el Indio la ultima vez que se lo dixo, amenazandolo que si otra vez le venia con esso lo mandaria castigar: que no es bueno tener demasiada satisfaccion de los Indios, pues al cabo son gente infiel, ingrata y sin consideracion. Entonces se fue para el arroyo en donde estaban los Indios, y estos alli lo cogieron, y haviendole desnudado el habito y paños menores, y dexandole solo un relicario que traia al cuello, lo jarearon á toda su satisfaccion clavandole en el cuerpo mas de veinte jaras ó flechas, y luego con los palos que usan á modo de hoz ó de sable, y con piedras le machucaron la cabeza y cara, de modo que solo se conocia ser el Padre por lo blanco del cuerpo, y algo del cerquillo ó corona. De los quatro soldados de escolta, que con el fuego de la guardia despertaron, uno que estaba sin cuera salio á ver que era aquello, y este y otro quedaron luego heridos y inutiles para coger las armas, aunque no murieron: los otros dos se hicieron fuertes entre unos adobes que havia cerca la casa, y unos tercios que sacó el P. Fr. Vicente Fuster de entre las llamas, el qual se refugió con ellos y con el habito y manto defendia el talego de la polvora de los muchos tizones encendidos que llovian, que este fue un prodigio grande no quemarse la polvora; y aunque le jarearon el manto no recibio mas herida que una pedrada en la espalda. Murio en el combate el carpintero y el herrero que eran oficiales que el Rey tenia y pagaba en la Mission: los dos Soldados se defendieron, y lograron algunos tiros muy buenos; y haviendo durado mucho tiempo la pelea, quiso Dios que al amanecer se retirassen sin poder acabar con dos soldados tanta multitud de Indios, que es prueba de lo ruin que son ellos, y que no huvieran hecho tanto estrago si los Soldados huviessen estado dispiertos. Por fin ellos se retiraron temerosos de que con el dia viniesse socorro del Presidio, y estaba el Presidio tan lexos de esso, que ni supo lo que passaba hasta que traxeron á él los muertos. A los quatro soldados de escolta, ó sea porque salieron heridos de la refriega, ó sea porque el Sr Comandante Ribera los quiere mucho, no se les hizo ningun cargo por haver estado dormidos. Ya dixe arriba la escusa que dio el Centinela diciendo que la luz que vio le parecio ser de la luna: pues instandole que como no conoció la distincion viendo que aquella luz salia de la tierra; respondio, que esso no lo vio, porque á el quando entro de centinela solo se le encargó el cuydado de los presos, y como estaba de cara á ellos mirandolos, y de esse modo la Mission le caia á la espalda aunque por un lado veia la luz, no se divirtio en mirar de donde salia. buena prueva era essa de la exactitud con que cumple la tropa las ordenes que se le dá, si no supiessemos por otra parte el poco caso que hace de cumplir, no solo ordenes materiales como essa, sino ordenes superiores muy convenientes, y á vezes de mucha entidad; pero en queriendo los hombres todo lo componen, y assi le parecio al Sr Ribera por suficiente este descargo, y dio por libre al centinela, y aun ni lo puso preso, y acumuló el alzamiento al Theniente del Presidio Dn Antonio Francisco Ortega, y á su mala conducta, siendo assi que no tuvo en ello culpa alguna, y que en la actualidad se hallaba ocupado en la fundacion de la Mission de San Juan Capistrano, el qual como se llevaba bien con los Padres por esso era muy aborrecido del Sr Ribera, el qual hace mas caso de los Soldados que de los Padres, y por esso con esta ocasion tuvo lugar de obrar la passion. Que el Sr Ribera quiera mas, á los soldados que á los Padres consta por su misma boca, pues haviendo recebido en Monterey la noticia de este alzamiento, passó luegó á la Mission del Carmelo á participarla al P. Presidente, y entró hablandole de esta manera: P. Presidente, acabo de recibir una fatal noticia de San Diego, la qual me obliga á pornerme luego en camino para alla, y es que se alzaron los Indios, quemaron la Mission, y mataron al P. Fr.Luis: solo una cosa me alegra mucho y es que no mataron á ningun soldado, gracias a Dios. Esto mismo se lo oi decir en el camino, y bien lo confirmó despues con las diligencias que hizo para que los soldados se curassen, principalmente el que estava mas malamente herido; y solia decir que sentiria mucho que se le muriesse; y á vezes hablando de los Indios y de lo sucedido solia decir: gracias á Dios, gracias á Dios que tengo el consuelo que hasta ahora no me han matado ningun soldado. Sirva esto de luz para conocer lo que suelen padecer los Ministros con los señores que mandan en tierras remotas, y no tienen quien los sugete, como les ha sucedido á aquellos pobres Religiosos, que en medio de tantos trabajos, el mayor que han tenido ha sido el poco caso que de ellos ha hecho el Sr Comandante Ribera. Por la mañana se retiró al Presidio el P. Fr. Vicente Fuster con los muertos y heridos, y con los despojos del incendio, que fue tal que todo lo reduxó á cenizas de modo que el incensario, caliz, y las monedas de las arras (estas las vi) se derritieron y fundieron, con que quedó esta Mission sin nada, y los tres Padres en muy crecidas necessidades de todo, pues quedaron con las cenizas de la Mission, y de su avio, y de sus libros y papeles &c, que todo se consumio, y arrimados al Presidio de San Diego, que es el Presidio de la miseria y desdicha. Es de advertir, que aunque los Indios alzados muchos eran gentiles, muchos tambien eran de los Christianos reducidos; y se conoce que estos Indios serranos, que son muy semejantes á los que vimos desde San Sebastian hasta passar la sierra, son la mas ruin gente que hay por alli, y aun quasi me atreviera á decir, que assi como la sierra de California por infructifera y pedregosa parece el basurero del mundo, assi los Indios que la habitan son la escoria del genero humano.

Sunday, January 14, 1776 EN -- Dia 14. Domingo. Dixe missa. Se cantó la Missa al Dulcissimo nombre de Jesus por la feliz pacificacion de los Indios alzados, la que oficiéacompañandome con una espineta mala que dexó en esta Mission P. Fr. Angel Somera quando estuvo en este presidio

Monday, January 15, 1776 EN -- Dia 15. Lunes. Se prosiguieron las averiguaciones sobre el assumpto del alzamiento, y la revolucion que huvo con los Soldados. Advierto, que á mas de los cinco Indios cabezillas que en el Presidio estaban presos, se apressaron dos de la Mission que se ivan á juntarse con los Gentiles, los quales querian dar tercer golpe al Presidio, y el Theniente los mandó azotar, y fueron los azotes tales, que el uno murio de ellos, y el otro quedó muy malo: á este emprendio curarlo el P. Fr. Firmin, quien lo hacia con mucha charidad y paciencia; pero el Indio, poco agradecido, y menos atento, hallandose ya algo mejor, oy se desapareció y dicen que se fue á su rancheria

Tuesday, January 16, 1776 EN -- Dia 16. Martes. Dixe missa. Esta noche passada, ya entrada la noche, despachó el Sr Comandante Ribera al Sargento del Presidio con quinze Soldados, y un Indio interprete, para que á la Rancheria de San Luis fuessen, y cayessen á ella oy por la madrugada, a prender unos cabezillos alzados, Indios principales, y christianos apostatas, que por noticia que dió una India vieja supo que alli estaban: y esta tarde se observó desde lo alto de la loma de este Presidio, que en la sierra se veian muchas humaredas, modo conque se avisan los Indios unos á otros quando tienen alguna novedad

Wednesday, January 17, 1776 EN -- Dia 17. Miercoles. Estuvo el dia bueno por la mañana, pero por la tarde se cubrio el orizonte con una gran neblina que subio del mar y se formó en él desde la mañana, por lo qual suspendimos el ir, como queriamos, á ver y registrar el sitio de la Mission destruida y quemada. Yo aunque me sentia algo aliviado de los cursos, me vi oy muy apurado con unas llaguitas muy dolorosas que me salieron en la boca, y lengua, que apenas me dexaban hablar ni comer sino con gran trabajo, y es mal que en California llaman Tuego marcial

Thursday, January 18, 1776 EN -- Dia 18. Jueves. Prosiguio el dia muy humedo y funesto con la neblina; y yo arrojando bastante humor con la boca llagada y lenga sin alivio, y hablando con gran trabajo. A la tarde vino noticia de que en el Puerto anegado havia varado una ballena, y despues que dos: y no fueron ballenas, sino dos pescados grandes como de tres varas de largo. Es de advertir que en aquellas costas sucede cada año regularmente el que vara en ellas alguna ballena, y quando esto sucede se avisan luego los Indios unos á otros, y acuden como moscas á comerla, y alli se estan en la costa hasta que la acaban; y como suele ser tan gorda, y ellos son tan soezes, se untan y pringan con la manteca al comerla que es asco, y entonces estan tan hediondos que apestan con el mal olor que despiden

Friday, January 19, 1776 EN -- Dia 19. Viernes. Prosiguio el dia muy neblinoso y humedo, y yo malo. A la noche vino el Sargento, y los Soldados, con quatro gentiles delinquentes presos, y con la noticia de que los Indios alzados con sus cabezillas se havian remontado á la sierra, en la qual dixeron por el interprete que tenian aun en ser las Ymagenes, y lo demas que robaron; pero que entre ellos se manifestó con descoco un Indio apostata llamado Pablo, y cabeza de los alzados como burlandose del Sargento, confiado en lo fragoso de la sierra, adonde se subieron; por lo qual se discurria que aquellos Indios havian de dar que hacer para sugetarlos

Saturday, January 20, 1776 EN -- Dia 20. Sabado. Siguio el dia triste y nublado como los passados. Los Sres Comandantes empezaron á examinar á los nuevos presos para adquirir las luces que deseaban para componer y assegurar la tierra, á los quales por bienvenida se les dio cincuenta azotes a cada uno. A la tarde vi una viva representacion del incendio de la Mission de San Diego, con la casualidad de haverse pegado fuego á un mediano jacal de tule que servia de fragua, y no se pudo apagar por diligencias que se hicieron, aunque acudio alla toda la gente; y entonces vi, como ya lo tenia conocido, quan peligrosas son las fabricas de tule, ó zacate y palizadas. Por esto quando se funda una Mission lo primero que se havia de procurar era, no contentarse con qualquiera fabrica ó jacal, como lo hicieron los Padres en aquellas missiones, en donde ni pudieron hacer otra cosa por falta de providencias que devian haverse dado para fabricas, y otras cosas desde los principios; sino assegurar desde luego la Yglesia, y principal habitacion de los Ministros á lo menos, con fabrica bien hecha, y libre de incendios, porque estando entre gentiles, y recien convertidos, no hay que vivir muy confiados debiendose reputar por enemigos; á mas de que no falta un malevolo á vezes que se valga de la ocasion, y cogiendo un tizon en una noche acabe con la Mission y con todo: y esto sin contar con las contingencias que pueden suceder en semejantes fabricas. El Sr Comandante Ribera prosiguio con las diligencias y averiguaciones sobre la rebeldia de los Soldados de este Presidio, los quales se rebelaron contra su Theniente Dn Antonio Francisco Ortega: y el motivo de esta rebelion fue, que les propuso que se havia de ir á fundar la Mission de San Juan Capistrano, y señaló á los que havian de ir; á lo qual aunque no se negaron redondamente, manifestaron bastante repugnancia, ó porque ellos son gente floxa y vabavundos, ó porque juzgaron, que en la Mission havian de passar mas hambres y necessidades que en el Presidio; pues el avio, que se previno y dispuso para pie de ella y para empezarla, era tan corto, que quitado el bastimiento que se comieron en los dias que alli estuvieron, todo se reducia á quatro cargas, con ornamentos y demas cosas de Yglesia y casa, las quales vi en el Presidio, en donde las tenian depositadas en el rincon de un quartito. Aqui de passo quiero advertir quan grande inconveniente es passar á fundar una Mission, sin las provindencias necessarias. De esto resulta, el que se funda mal, y de mala manera, y con doblados trabajos; y como los Ministros en tales circunstancias necessitan mas del amparo y favor de la tropa, y por otra parte no tienen con que agazajarlos, de aqui se sigue el poco aprecio que se hace de ellos, y suele suceder que en muchos años se adelanta poco ó nada en la Mission, y aun está expuesta á que al cabo por mal zanjada se pierda, como sucedió con esta de San Juan Capistrano, y que por ahorrar en los principios algunos gastos precisos, despues se ha de gastar doblado y con menos fruto. Todo esto lo enseña la experiencia en aquellas Missiones, en donde los Religiosos, aunque deseaban tener lo necessario, y que se huviessen dado buenas providencias para la fundacion de ellas, con todo como deseaban tener Missiones allá, se contentaron por entonces con las providencias que para ellas se dieron, que todas se encaminaron a ahorrar gastos, y por esto en siete años que van han adelantado poco, y han padecido muchissimos trabajos y necessidades. Que las providencias, assi para fabricas, como para fomento de las Missiones, fuessen cortas, es cosa ciertissima; y para prueva de ello, por no individuar todas las cosas, baste saber que para pie de ganado, solo se passaron nueve vacas y un toro para cada Mission, Considerando, pues, el Sr Theniente, que para fundar la Mission era preciso fabricar á lo menos un jacal que sirviesse de Yglesia y habitacion de los Padres, y viendo que no havia quien lo pudiesse hacer sino los soldados, les propuso que havian de trabajar en la fabrica, y á esto se negaron redondamente. Deciales el Theniente, que de ir alla, y no trabajar en la fabrica, era no hacer cosa, porque para estarse alla en campo raso no se adelantaba nada en la Mission; y assi que supuesto los Padres se ofrecian a trabajar, él tambien trabajaria, y con su exemplo era preciso que todos trabajassen. Resistieronse los soldados, y el Theniente passó á mandarles esse punto, y entonces ellos le negaron la obediencia, diciendole que el Rey no los pagaba para esso, y assi que no lo reconocian por Theniente. Por fin este les hizo algunas amenazas, y compuso la cosa como pudo, y al cabo fue con los soldados mas dociles. Esta rebeldia ó rebelión empezo á examinar el Sr Ribera desde que entramos en el Presidio; y por fin, como amante de los Soldados, y enemigo del Theniente, á ningun soldado declaró por culpado, ni castigó á nadie, atribuyendo la culpa de essos quentos al theniente, que se inclinaba á favorecer á los Padres y calificando de mala su conducta: que en todas partes se verifica aquel antiguo proverbio de Espana: Alla van leyes, á dó quieren Reyes

Sunday, January 21, 1776 EN -- Dia 21. Domingo. Oi la missa, la que no pude decir por mi poca salud, y tambien porque los Padres tenian tan poco vino, que solo por turno decian una los dias de fiesta, y yo les di una alimeta que traia para que durasse un poco mas. Desde la noche antecedente empezó á llover, y prosiguio assi todo este dia, pero suavemente y sin truenos, que alla muy rara vez se oyen: y el tiempo de llover es como en España, por invierno, y suelen durar desde Noviembre hasta Marzo, y en esse tiempo se ponen los caminos muy malos con los lodazares y atolladeros que se forman

Monday, January 22, 1776 EN -- Dia 22. Lunes. Estuvo el dia muy humedo y cubierto, aunque sin llover: y yo estuve algo mejor con algun remedio, que me solicitó el Sr Theniente del Presidio Ortega

Tuesday, January 23, 1776 EN -- Dia 23. Martes. Dixe missa. Prosiguió el dia frio, y lloviendo lo mas de él. Se trabajó estos dias en assegurar el Presidio que estaba tan despilfarrado, que ni havia quartel ó guardia aparte para los soldados, ni siquiera havia una estacada que lo formalizasse, para su seguridad y resguardo

Wednesday, January 24, 1776 EN -- Dia 24. Miercoles. Se proseguian en estos dias las averiguaciones sobre el alzamiento &c. Estuvo el tiempo frio y lloviznando; y yo prosegui con el alivio, aunque algo me mortificaban las llaguitas de la boca y lengua

Thursday, January 25, 1776 EN -- Dia 25. Jueves. Esta mañana dixo un Indio, que en la playa estaba una ballena varada; y como el dia amanecio sereno, con el deseo que teniamos de ver esse monstruo marino, despues de comer fuimos á la playa para verla, el Sr Comandante Ansa, y los quatro Padres, con alguna escolta de soldados, y el Almacenero Dn Rafael; pero hicimos el viage que fue de dos leguas largas, en valde, porque lo que varo no fue ballena, sino otra especie de pescado de unas tres varas de largo sobre el qual cayeron los Indios luego á hacer carne, de modo que quando llegamos al mar ya no havia quedado mas que un pedazo de huesso de costilla: con que nos bolvimos á casa sin lograr el fin de la caminata. Con esta ocasion vi los chorros ó chiflidos de agua, que despiden para arriba las ballenas por las narizes, de que hay mucho en aquellos mares, y les llaman ballenatos: y tambien reparélo especial de aquella playa, que alli por un gran trecho no es de arena, sino toda de piedras sueltas medianas y pequeñas, como se hallan en los rios, por lo qual no es possible andar por ella, y hacia el mar tanto ruido con las olas que continuamente rebientan entre aquella infinidad de piedras, que puestos cerca de él no nos entendiamos, ni nos oiamos aunque nos hablasemos muy recio. Al anochecer despachó el Sr Comandante Ribera con gran silencio y dissimulo al Sargento del Presidio con quinze soldados, y un Indio gentil de los que traxeron el dia 19. para que fuessen á la Rancheria de San Luis á prender unos Indios delinquentes que alli estaban, cayendoles por la mañana

Friday, January 26, 1776 EN -- Dia 26. Viernes. Tal vez con la caminata de ayer, que fue algo apressurada, se me agravó el mal de la boca, y estuve oy muy malo con esse Fuego marcial. Al anochecer vino el Sargento, y los Soldados con nueve Indios presos, de los quales dos eran cabezillas, y con algunas mugeres, y entre ellas una del Presidio, que pocos dias antes se havia huido, a los quales prendieron sin hostilidad, aunque los Indios de la rancheria cogieron sus armas al ver los soldados, pero reconociendo el numero crecido, tomaron el partido de huirse, y se remontaron á la sierra con los principales cabezillas llamados Carlos y Francisco: y con ellos traxo una media estola, un almaizal, y un pedazo de palio con su forro correspondiente arrancado. Empezo luego á examinar los presos el Sr Ribera, y á los mas deliquentes mandó assegurar en buenas prisiones, y mandó darles á todos su racion de cincuenta azotes par primera llegada. Y aunque no se pudo averiguar en donde tendrian los Ymagenes de la Purissima Concepcion, y de San Joseph, que se llevaron; por los presos supo el Sr Comandante, que otro cabezilla principal se havia ido á la Rancheria de la Soledad, y en aquella misma hora bolvio á despachar al Sargento y Soldados para que fuessen allá á prenderlo por la mañana

Saturday, January 27, 1776 EN -- Dia 27. Sabado. Prosiguio el tiempo sereno, y yo peor con el mal de la boca y la lengua hinchada que apenas podia hablar con trabajo. A medio dia bolvio el Sargento, y los Soldados sin presa alguna, por haverse huido el Indio que ivan á buscar, la noche antecedente

Sunday, January 28, 1776 EN -- Dia 28. Domingo. No se ofrecio cosa particular. Yo amaneci sin alivio en la lengua y boca, que no podia comer ni tragar sino cosa liquida, y con trabajo: pero á la tarde me llamó el curso, y en quanto hize una evacuacion en aquel mismo instante se me deshinchó la lengua y quedémuy aliviado, aunque con el dolor de las llagas; de donde me confirméen la sospecha que ya tenia de que el mal de la boca me provenia de haverseme detenido las evacuaciones. Viendo que los dos Sres Comandantes no salian á campaña, y que en tantos dias solo el Sargento hizo las salidas que arriba dixe, sin haverles oido hablar del assumpto sobre si saldrian ó no; esta noche pregunte al Sr Ansa que era lo que se determinaba, representandole que de estarnos en el Presidio sin salir á campaña, y abreviar este negocio del alzamiento, á mas de que comiamos lo poco que los Padres tenian, y esto me causaba lastima, se nos ivan passando los dias para lo mucho que teniamos que andar todavia hasta Monterey: á lo que me respondio el Sr Ansa que el Sr Ribera hasta la presente no le havia hablado de salir á campaña, y assi, que no ofreciendose otra cosa, resolvia irse el domingo siguiente, que era de oy en ocho dias, y que dexando la gente de la Expedicion en San Gabriel, nos iriamos á la ligera a Monterey para registrar el rio que se decia muy grande de San Francisco. Esta pregunta le hize al Sr Comandante, porque aunque corriamos con mejor armonia desde el dia 6. y en San Diego dormiamos los dos en un quartito (bien que esto era mas por necessidad de no haver otras piezas, que por amistad) jamas le mereci que siquiera por via de conversacion me comunicasse sus resoluciones, y pensamientos, aunque los platicasse con otros, y yo á vezes deseaba saberlos para mi govierno y no estar desprevenido, ya que no fuesse por curiosidad

Monday, January 29, 1776 EN -- Dia 29 Lunes. No huvo cosa especial; y yo prosegui con el alivio que empezéá lograr la tarde antecedente

Tuesday, January 30, 1776 EN -- Dia 30. Martes. Siguió este dia sin novedad. Oy escrivi una carta al Rdo P. Guardian de mi Colegio, y otra al P. Presidente de la Sonora Fr. Juan Diaz

Wednesday, January 31, 1776 EN -- Dia 31. Miercoles. Se passó sin novedad especial. Vi á un Indio de los presos que azotaron quan malo se puso con los azotes; y con esta ocasion conoci, y supe por lo que se ha experimentado de aquel terreno de San Diego, que es malissimo temperamento para curar de llagas y heridas. Los Indios aun desde pequeños estan inficionados de llagas, crostras y granos, como si fuessen podridos, lo que tal vez les proviene de la sangre inficionada, y de las humedades: lo que tambien observéen los Indios gentiles de la sierra, que vi: y junta essa mala complexion con la colera que harian los pressos, y el no estar hechos á azotes, resultaba de aqui tal vez el mal efecto de apostemarseles las nalgas, las quales tenia negras y horrorosas el Indio que vi, y vino á ver si los Padres le daban un remedio