Diario ampliado del Padre Pedro Font
Colonizing Expedition, 1775-1776
Thursday, February 1, 1776 EN -- Dia 1. de Febrero. Jueves. A medio dia se despachó el Correo con seys Soldados, dirigido por la California á Mexico, dando parte al Sr Virrey de lo acaecido, y del estado en que quedaba este Presidio, enviandole las diligencias y declaraciones.
Friday, February 2, 1776 EN -- Dia 2. Viernes. Amanecio el dia sereno, y yo muy aliviado: Dixe missa, y se hizo la bendicion de velas con la poca cera que alli havia. Y advierto que la Yglesia era un jacal de tule muy malo y viejo que antes servia de almazen. Bolvi á observar la altura de este Presidio, para ver si concordaba con la antecedente, que hize dia 12. de Enero, y lo halléen la misma de 32°. 44'.1/2. con correccion, y sin correccion en 32°.37'.1/2. Y assi digo: En el Presidio del Puerto de San Diego, dia 2. de Febrero de 1776: Altura meridiana del bordo inferior del sol: 40°.14'. Segun informó el Sargento parece que este Presidio está quasi paralelo con el desemboque del rio Colorado; pues dixo, que en las ocasiones que la hecho viage para la sierra de California, camino al oriente, en busca de Gentiles, ó por otros motivos, ha reconocido que en derechura de su ruta caia dicho rio, aunque no lo vio, pero que le parecia que podria distar dicho rio Colorado del Presidio unas cincuenta leguas, y no de muy mal camino. El P. Fernando Consag, en el viage que hizo por el mar de California desde el Cabo y puerto de San Carlos, situado en altura de 28. grados, hasta el desemboque del rio Colorado, dice que está dicho desemboque en el extremo del mar, y en altura de 33. grados, segun se halla an Afanes Apostolicos lib. 3. cap. 8. pag. 388.
Saturday, February 3, 1776 EN -- Dia 3. Sabado. Por la mañana llegaron de correo tres soldados de San Gabriel con cartas del Sr Theniente Moraga para el Sr Comandante Ansa avisando como los Padres de aquella Mission suspendieron racionar á la gente de la Expedicion, y sola daban media racion, de lo que estaba la tropa disgustada; y no tenia la Mission de San Gabriel bastimiento para nuestra gente, para que se deliberasse sobre esso: tambien avisaron como quedaban alla presos un Indio de la Mission, y tres gentiles por haver hurtado y matado dos vacas, y dos puercos de la Mission misma. Con esto se dispuso el bastimento que se sacó del almazen, y havia de llevar para allá la requa, que vino con nosotros de vacio; y se empezó á disponer nuestra marcha para Monterey: pero desde el dia 1. despues de haverse despachado el correo, quedo determinado, que el Sr Comandante Ribera se quedaba en Sn Diego, de donde no saldria hasta tener la tierra assegurada y pacifica, y que por consiguiente el Sr Comandante Ansa á la buelta le haria la entrega de la Expedicion en Sn Gabriel, en donde quedaron de acuerdo verse entonces, si antes no podia ser.
Sunday, February 4, 1776 EN -- Dia 4. Domingo. Dixe missa, y despues de ella salio la requa grande de la Expedicion para San Gabriel cargada de bastimento, que era maiz apolillado, para la Gente que quedó en aquella Mission: y se determino salir nosotros manana para Monterey, aunque á mi nada se me dixo, ni se me hizo saber la determinacion de esta marcha, que por la pregunta que hize dia 28. de Enero y su respuesta, havia de ser oy; porque esto jamas pude lograr saberlo anticipadamente.
Monday, February 5, 1776 EN -- Dia 5. Lunes. Desde ayer á medio dia empezó á llover, y siguió assi lo mas de la noche, y amanecio lloviendo, por lo que se suspendio la marcha nuestra, que estaba determinada.
Tuesday, February 6, 1776 EN -- Dia 6. Martes. Amaneci otra vez malo de la boca, y algo me aliviédespues tocando un poco las llaguitas con polvo de cardenillo. Se arrimaron las bestias para hacer nuestro viage; pero suspendimos la marcha, y nos detuvimos por estar el dia muy cubierto y molesto con el viento sur que soplaba recio, y amenazando agua; y desde medio dia empezo á llover. A la noche despues de cenar vi luz en el quartito en donde dormiamos el Sr Ansa, y yo, y fui á ver quien la havia encendido, porque como en el Presidio havia tanta escassés de velas, como de todo, cuydabamos que no se encendiessen sin necessidad; y halléque el cozinero la havia encendido, porque esperaba al Sr Ansa para preguntarle si pondria la olla para marchar el dia siguiente, como le havia mandado, y no la havia puesto porque estaba lloviendo. Bolvi al quarto en donde estabamos todos, en el qual dormian los tres Padres, y el Sr Ribera, y en él comiamos y passabamos lo mas del dia por no haver en el Presidio mas habitacion, dixe quien havia encendido la vela, y porque; y con esta ocasion alli delante de todos le di al Sr Ansa mi quexa, diciendole que era cosa dura que jamas me dixesse lo que determinaba, quando lo decia á los criados, con quienes platicaba estas, y otras cosas, y á vezes muy mano á mano, y conmigo siempre guardaba mucha seriedad y reserva. Respondiome: pues que queria V.R. que yo le départe de lo que determino? No tengo tal obligacion. Ya séque no tiene tal obligacion, le dixe, ni yo pretendo tanto; pero me parecia cosa regular el que Vsted me dixesse lo que determina como compañero, para que no me cogiesse desprevenido, pues yo tambien he de caminar, y por esto me alegraria saberlo, no por meterme en lo que dispone; pues bien ve Vsted que hasta aqui no me he metido en detenciones ni marchas, porque usted las ha de determinar; como se lo dixe el dia que llegamos á Santa Ana, dia 6. de Octubre, quando me preguntó mi parecer sobre si nos quedariamos en el Pueblo, ó en el rio, despues de haver mandado parar en el rio; porque conosco á Vsted, y séque Vsted no es amigo de tomar consejo de nadie; y tambien séque Vsted no ha de hacer lo que yo le pidiere, como lo experimentéel dia 1. de Deciembre quando le pedi que se mudasse el Real en la Rancheria de Palma, y no lo quiso hacer: y assi ya que Vsted no me comunique sus pensamientos para que yo de mi parecer, pues ni soy para ello, y conosco que ni Vsted lo havia de acceptar, á lo menos era bueno que como amigo me dixesse por via de conversacion lo que resuelve para mi govierno. A esto me dixo que me quexava sin razon, pues ya se me avisaba lo que determinaba; á lo que respondi: es verdad que me lo hace saber, pero esto es al ultimo quando ya todos lo saben, ó quando ya lo veo, como sucedio con el correo que despacho desde el Puerto de San Carlos dia 25. de Deciembre, y con la determinacion de la venida á San Diego, que me la dixo dia 6. de Enero á la noche quando ya la sabian todos. Pues Padre, me dixo, sepa VR. que el haverme detenido es por ver á VR. enfermo, que por lo que toca á mi ya yo me huviera ido. Respondile, que agradecia este favor, aunque hasta la presente no me havia significado tal cosa; pero que entendiera, que por mi no queria que se detuviesse, pues desde antes de salir de San Miguel le tenia dicho que no queria que por mi respecto se detuviessen las marchas ni un dia: y assi conclui; si por esso solo se detiene vamonos ahora luego, ó mañana aunque llueva. Esto dixe, porque en San Miguel varias vezes determinó empezar el viage, y se frustraba con varios pretextos que se ofrecian, con lo qual se lograban las dilaciones de la marcha, como protendia su Señora esposa, y él la ocasion de darle esse gusto. Por fin yo me enferméen aquellos dias, y el Sr Ansa resolvio empezar el viage dia 28. de Setiembre, y me preguntó si estaba para caminar, porque si no suspenderia la marcha hasta que me pusiesse bueno. Respondile, que por mi no tenia que detenerse, que confiaba en Dios que en el camino me iria mejorando. Deseaba la Señora un poco mas de detencion, la que pensó se lograria estando yo enfermo, por lo qual encargó á Da Cathalina Ortiz, muger de Dn Manuel Monteagudo, en cuya casa estaba hospedado, que me persuadiesse el que repugnasse el marchar hasta estar mejor. A esta propuesta respondi, que de ningun modo me oponia á lo determinado; y assi que supuesto el Sr Ansa havia resuelto la marcha, no se havia de frustrar por mi respecto. Dixome Da Cathalina: pues Da Ana Regina Serrano se alegraria mucho, que se detuvieran siquiera un dia mas, y esto se lograba facilmente conque VP lo dixesse, pues está enfermo. A lo que respondi: yo tambien me alegrara, no tanto por estar enfermo, quanto por otro respecto: pero supuesta la determinacion hecha, no quiero decir nada. Justóme Da Cathalina, y dixome: pues Padre, diga VP. claramente de que sentir es. Yo pensando que era platica que teniamos mano á mano, le dixe: Señora, mi sentir es, que supuesto nos hallamos en el Presidio de San Miguel, y que nos hemos detenido tantos dias por otros motivos, nos podiamos detener un dia mas, y con esto saliamos del Presidio y empezabamos la marcha el dia del Sto Principe, despues que la gente oyesse missa, la qual tal vez podriamos cantar, y yo quizas estaria para decir quatro palabras á la gente, y esto me parecia mejor, como ya se lo havia propuesto al Sr Ansa; pero si él ya determino otra cosa, y no hizo caso de mi propuesta, no tengo nada mas que decir sino que no quiero que por mi se diga que nos detengamos. Acabose esta conversacion, y fuesse luego Da Cathalina á casa de Ansa á referir lo que yo havia dicho: y á poco rato vino el Sr Ansa á verme, y me dixo: conque VP. ha determinado que nos vayamos el dia de San Miguel? Respondile: Señor como havia de determinar yo esso? Da Cathalina me preguntó mi parecer como platicando y yo ledixe mi sentir pero sin oponerme á lo resuelto por Vsted. Pues Padre, me dixo, se hara como VP. dice. Hara Vsted lo que gustare, le respondi; pero entendamonos que esto no es disposicion mia, ni quiero que Vsted detenga la marcha un solo dia por mi respecto. No Padre, me dixo, sino que tambien me parece mejor lo que V.P. dice. Fuesse pues el Sr Ansa, y al cabo de un rato bolvio Da Catharina y me dixo: Da Ana, y yo, le damos las gracias porque se detienen un dia mas. Pues que parte tengo yo en esso? le dixe. Respondome: mucha, porque Dn Juan no se queria detener, y ya se detiene porque VP. lo quiera assi. Señora, dixe, yo no quiero esto, ni aquello, sino lo que Dn Juan quisiera. Pues Padre, me respondio, Dn Juan assi que llegó á su casa dixo: Ea, ya me detengo un dia mas, porque es preciso dar gusto al Padre, que assi lo ha determinado; y es que él quiere hacer de las suyas antes de salir: aludiendo a la missa cantada y platica exhortatoria que yo havia propuesto, y él lo havia repugnado.
Todo esto he referido á la larga, para que se entienda el modo con que estos Señores suelen pretextar sus cosas con los Religiosos haciendose sus amigos quando les conviene, sin hacer caso de ellos en otras ocasiones quando no los necessitan. En virtud de mi respuesta empezaron todos á persuadirme, que no fuesse á Monterey, sino que me quedasse, pues el tiempo estaba malo, y me exponia á morirme con mi enfermedad; pero con distincto fin: los Padres movidos de lastima, porque me tenian compassion de verme malo: el Sr Ansa porque gustaba poco de llevarme en su compañia: y el Sr Ribera porque no queria que el Sr Ansa ni yo passassemos á Monterey, y al Puerto de San Francisco, segun despues conoci, por las razones que dixe el dia siguiente. Yo me resistia á essa propuesta diciendo que queria cumplir lo que se me havia mandado &c. Y al fin, despues de varias razones conclui diciendo: Vstedes no se cansen que no tengo animo de quedarme: Si el Sr Ansa me dexa, y no me dá avio, entonces me havre de quedar, porque no tengo bestias, ni de donde sacarlas; pero si el Sr Ansa me quiere dar avio yo ire con su merced adonde el fuere, y lo acompañaréen todos sus trabajos, y caminata, pues todavia puedo andar a cavallo: y si en el camino me impossibilito, y ya no puedo mas, estoy contento aunque me dexe en cualquier parte. Concluyose la conversacion, y nos fuimos á retirar con la harmonia, en que haviamos seguido, algo descompuesta, por haver hablado claro, que assi suele suceder.
Wednesday, February 7, 1776 EN -- Dia 7. Miercoles. Fue impossible salir, porque toda la noche estuvo lloviendo, y siguio del mismo modo lo mas del dia. Todos estos dias platicamos mucho de Monterey, y mas del Puerto de San Francisco, diciendo siempre el Sr Ribera que podiamos escusar este viage, pues no haviamos de lograr el fin de nuestra ida. Para esto es menester suponer, que en virtud del reconocimiento del Puerto de San Francisco, que hizo el Sr Capitan Dn Pedro Fages, en compañia del P. Fr. Juan Crespi, año de 1772. por el mes de Marzo, y del informe que de él se hizo, acompañado de un mapa, en el qual delinearon un gran rio, que dixeron haver hallado, y le llamaron el Rio de San Francisco; vino orden de Madrid paraque luego se posseyesse aquel Puerto y se poblasse, y para esto mandó el Sr Virrey al Sr Comandante Ribera, que passasse á registrar aquel Puerto, y buscasse en él un buen parage, en el qual se pudiesse fundar un Presidio y poblacion que sirviesse de pie ó principio á los pensamientos successivos: y á este fin se dirigia la presente expedicion de conduccion de Familias de Sr Comandante Ansa, como consta del Decreto de su Exd dado en Mexico á 28. de Noviembre de 1774. En virtud de essa orden fue el Sr Comandante Ribera, acompañado del P. Fr. Francisco Palou á reconocer dicho Puerto á fines del mismo año de 1774. pero como les llovio entonces, se estuvieron unos dias detenidos cerca la punta de Almejas, hasta que una manana el Sr Ribera se fue solo á reconocer el Puerto, que estaba alli cerca, y llegó hasta lo exterior de la Boca, en donde puso una cruz, como dixe en su lugar; y como todo aquel pedazo que anduvo son medanales, sin haver visto otra cosa, desde alli se bolvio á Monterey, y escrivio á Mexico informando a su Exia que en el Puerto y en todos aquellas inmediaciones no havia parage alguno para fundar Presidio, ni las dos Missiones, que ya entonces estaban dotadas y determinadas para aquel Puerto. A esto se ha de añadir, que el Sr Ribera desde luego se declaró opuesto á essa Nueva fundacion, y por esso hizo el informe impossibilitando la cosa; y á mas de esto repugnaba mucho executar la nueva orden que tenia, quera de que luego que llegasse el Sr Ansa passassen los dos á inspeccionar el Puerto, y de convenio de ambos se eligiesse el mejor sitio para la Poblacion y Presidio, y desde luego se passasse á él la gente de esta Expedicion: que en esto de no tomar pareceres le gana al Sr Ansa el Sr Ribera, porque está tan satisfecho de si mismo, y de su experiencia que tiene, (como el mismo dice) que no le quadra tomar parecer de nadie para cosa alguna. Para seguir pues esta idea le vino muy bien el alzamiento de San Diego, con lo qual pretextó que le era impossible passar al Puerto de San Francisco hasta dexar assegurado y pacificado el Puerto de San Diego, y esto aun en suposicion de que aquel Puerto estuviesse bueno para lo que se pretendia; por lo qual desde dia 1. quedó determinado que él no salia de San Diego aunque nosotros nos fuessemos á Monterey, y que en tal caso a nuestra buelta recibiria la Expedicion que le havia de entregar el Sr Ansa, en la Mission de San Gabriel, en donde quedaron de acuerdo se havian de ver entonces: pero siempre persuadiendonos á que no fuessemos alla, quizas temeroso de que nosotras registrassemos el Puerto mejor que él, y con esto se informasse lo contrario de lo que él tenia informado: y solia decirnos: A que fin quieren ustedes ir alla a cansarse, si ya les he dicho, que yo tengo bien visto todo aquello, y he informado al Sr Virrey que alli no hay nada para lo que se pretende? Yo entonces pensaba, que esta persuasion iva con sencillez fundada en verdad, y no entendi les segundas intenciones hasta despues que supe muchas cosas en la Mission del Carmelo, y experimente los passages que irédiciendo: pero siempre fui de parecer que fuessemos alla, aun antes de venir á San Diego; de modo que al segundo dia de haver llegado á San Gabriel vino el Sr Proveedor y me dixo: ahora Padre estamos bien con haver hallado aqui al Sr Comandante Ribera, pues con esto nos escusamos de caminar mas. Pues porque? le dixe: y me respondio: porque con entregarle aqui al Sr Ribera la Gente de la Expedicion ya no hay mas que hacer. Pues y porque nos hemos de escusar de ir á Monterey, le dixe, si esta es la obligacion de Sr Ansa? Y que necessidad hay de esso, me replicó, estando aqui el Sr Ribera? No es mejor entregarle aqui la gente, y bolvernos, y con esto de aqui á un mes ya estamos en Soñora? Respondile: No Señor; lo mejor es cumplir el encargo y obligacion que tenemos, que es de ir á Monterey, y desde alli passar á registrar el Puerto de San Francisco. El Sr Ansa, aunque á los principios estaba algo inclinado á no passar adelante, con todo siempre manifestó que tenia deseos de seguir el viage; á lo qual tal vez coopero mi sentir, pues aunque no me preguntó mi parecer pienso que no lo ignoraba, porque sin duda el Provehedor le diria mi respuesta que le di quando vino á explorar mi voluntad: y por esto en essos dias todo era platicar sobre el assumpto, haciendo al Sr Ribera varias preguntas en orden á lo que él sabia, y decia que havia visto, y insistiendo en la prosecussion del viage; con lo qual el Sr Ribera ya convino en que el Sr Ansa passasse á Monterey con la Gente, excepto diez soldados con sus familias que le havia de dexar en San Gabriel, lo que supe ayer, y con esto supe que ya no ivamos á la ligera, como me havia dicho el Sr Ansa dia 28. de Enero. Sobre el rio grande de San Francisco se ofrecióaun mayor altercacion, porque el SrRibera nos dixo que no havia tal rio; contra la noticia que ya estaba tan assentada, y la asseguraban los soldados de alli, aunque era verdad, como despues vimos, y dixe; y que esto se lo havia dicho Dn Joseph Cañizares el Piloto de la Fragata San Carlos, que es el Barco que entró dentro de Puerto á finis del año passado: y varias vezes nos refirio esta noticia de esse modo: Que el Barco San Carlos llegó á la boca del Puerto de San Francisco, y haviendo dado fondo despachó á su Piloto Cañizares con la lancha para que entrasse dentro, y lo reconociesse todo: Que á los ocho dias bolvio; y preguntandole su Capitan por el rio grande le respondio, que no havia hallado tal rio. Que entonces le preguntó si havia llegado hasta el extremo del Puerto; y que haviendole respondido que no, le dixo: Pues coja usted bastimento para quinze dias, y buelva usted á registrarlo todo sin dexar nada por ver. Que se fue otra vez Cañizares, y á esse tiempo una noche el Barco levantó anclas para assegurarse mejor, porque se iva aterrando, y que sin sentirlo las mismas corrientes lo fueron metiendo dentro del Puerto, y quando lo repararon ya se hallaron dentro de él, y dieron fondo cerca la isla del Angel, en donde lo encontró Cañizares quando bolvió; y que este dixo que havia seguido toda la costa del Puerto, y que en toda ella no halló ningun rio grande, y que solo havia visto varios arroyos y rios pequeños. Es de advertir, que Cañizares, quizas por no malquistarse con los Padres, que eran parte apassionada, y havian dado la noticia del rio, y sacaron el mapa por el informe y diario del P. Fr. Juan Crespi, les dixo en Monterey y en el Carmelo, que havia tal rio, que lo havia visto, y havia estado en él, y que dentro de él havia hecho aguada: que somos los hombres tales, que muchas vezes por contemporizar con otros se oculta la verdad. Con esto pues se armó una larga conversacion sobre si havria tal rio ó no, á la qual aunque no me daban mucho lugar, decia tambien mi sentir; y una vez dixe: Señor, puede ser que aquel rio sea muy grande en tiempo de crecientes por venir de sierras nevadas, y que en essa ocasion lo viesse el Señor Fages; y que en su curso natural sea rio ordinario, y lo viesse assi el Sr Cañizares: y me respondio el Sr Ansa muy seco, y todavia atufado por el cuento de la noche passada: Padre yo no lo se. Ya veo que Usted no lo sabe, le dixe, pero lo digo por discurrir sobre estas dos noticias encontradas. Dixo el Sr Ansa al Sr Ribera: hagame usted el favor de pintarme el Puerto en un papel. Yo en estos dias havia copiado un disseño del Puerto de Bodega, que le dio el Piloto de la Goleta al Sr Ribera, despues que descubrieron esse Puerto, y tambien un disseño del Puerto de San Francisco que hizo el mismo Piloto sin haverlo visto, muy mal hecho, al qual añadi lo que me parecio para que me sirviesse de luz, segun lo que el Sr Ribera nos havia explicado, y esto lo sabia el Sr Ansa porque me lo vio hacer. Empezó pues el Sr Ribera á tirar lineas, y como la mano y brazo le tiemblan mucho, no acertaba con lo que queria. Yo entonces, aunque no me lo pidieron, saquémi disseño, y acabéde enterarme lo que pude sobre el assumpto. Quedó ya determinado en que haviamos de ir á ver el Puerto; y para concluir la question del rio dixo el Sr Ansa: no hay aqui algun soldado de los que fueron con el Capitan Fages? Respondio el Sr Ribera: si hay: aqui está el Sargento que si Usted quiere satisfacerse lo llamaremos. Pues llamelo Usted,- dixo el Sr Ansa. Con esto el Sr Ribera llamo al Sargento, y assi que vino, dixo ya enfadado: aqui tiene Usted al sargento; platique usted con el hasta que se canse. Se le preguntó al Sargento si havia visto el rio grande; y respondio, que lo havia visto, y que havia estado en su orilla, y que havia bebido de sus aguas, y concluyó diciendo que lo juraria. Este fue un equivoco de los soldados, que encontraron dulce el agua de los tulares, como dixéen su lugar, y sin reflexar en si corria, ni en otra cosa, la calificaron por rio. En fin concluyó este punto el Sr Ansa diciendo: Amigo yo voy alla, y si encontramos el rio sacaré de él una alimeta de agua, y la taparémuy bien, y desde ahora para entonces le pido al P. Fr. Pedro, que me hará una certificacion de como la agua de aquella alimeta es del rio grande de San Francisco, para presentarla al Sr Virrey: y si no hay tal rio, con esto confirmaremos la noticia de Cañizares. Todavia el Sr Ansa instaba sobre que se passasse la gente al Puerto de San Francisco, y dixo que el Sr Virrey se lo havia encargado mucho, y que le havia dicho, que si no se hallaba parage á proposito immediato á la boca del Puerto, que se estableciesse la Poblacion en donde mejor pareciesse, aunque estuviesse algunas leguas apartada del Puerto, con tal que con ella se pudiesse verificar, que ya aquel Puerto quedaba posseido por parte de España. Respondio el Sr Ribera, que esso era muy distincto, pues á él se le havia encargado que la Problacion fuesse immediata al Puerto, y que por esto havia informado, que no podia ser, porque alli no havia ningun parage bueno; pero que en distancia de él no negaba que se hallarian parages, y que siendo assi se le abria y ensanchaba mucho el corazon. Por fin, viendo que el Sr Ansa estaba resuelto a ir, y que ya no podia impedir el que fuessemos á registrar aquel Puerto, concluyó diciendo: Pues amigo, vaya Usted, vaya usted, y registre usted aquello á su satisfaccion, y determino lo que á usted mejor le pareciere, y á la buelta me avisara usted de lo que huviere visto, que yo desde ahora me conformo con lo que usted determinare. Desde esta noche quedó el Sr Ansa desgraciado con el Sr Ribera como tan opuesto á aquel nuevo establecimiento; y esta resolucion del Sr Ansa, con quien me hize participante en el odio del Sr Ribera como compañero, fue principio de los lances y manos que despues sucedieron, y dixe adelante.
Thursday, February 8, 1776 EN -- Dia 8. Jueves. Amanecio el dia sin lluvia, pero se determinó detenernos oy por no estar el tiempo assentado: y esta detencion se aribuyó á mi de este modo. Se arrimaron las bestias, y como el dia estaba aun muy rebuelto, y con un viento muy molesto y frio, ya que se iva á ensillar me preguntaron los dos Sres Comandantes de que parecer era, si de marchar, ó de detenernos, diciendome que yo lo havia de resolver. Yo me escuséun poco; pero al fin dixe, que mi sentir era de marchar, pero que si el tiempo nos havia de impossibilitar en el camino, como decian, nada adelantabamos con salir, con esto el Sr Ribera, que se inclinaba á que nos quedáramos, y no contradecia el Sr Ansa, dixo: Ya se declaró el Padre; ea, su sentir es que se queden oy: con lo qual se mandaron retirar las bestias, y nos detuvimos hasta mañana.
Friday, February 9, 1776 EN -- Dia 9. Viernes. Esta madrugada vino bien crecido con las lluvias passadas el rio de este Presidio, el qual viene como del nordeste, de la sierra madre, y en passando la lomita del Presidio camina al sur, y desagua en el Puerto. Me despedi de los tres Padres, y de los Señores, y procuréconsolar como pude al Theniente Ortega, que se hallaba bien afligido por los desayres que le hizo el Sr Ribera con poca ó ninguna razon: y salimos del Presidio de San Diego el Sr Comandante Ansa, y los demas (quedandose el Sr comandante Ribera, como dixe arriba, quien determinó no moverse hasta acabar de prender los delinquentes, y dexar assegurado el Presidio, bien que yo como entonces ignoraba su intencion, le instébastante á que se viniera con nosotros) á las ocho, y tres quartos de la mañana, y á las cinco y quarto de la tarde llegamos al parage llamado la Agua hedionda, haviendo caminado unas treze leguas por el mismo camino, y rumbos correspondientes á los de la venida, de los quales el principal es el noroeste. En el camino dixe al Sr Ansa: Señor, adonde iremos esta noche? Respondiome: á los Batequitos, ó á donde alcanzáremos. Está bien, dixe: pero que no tomamos un bocado? Usted en estando á cavallo ni se acuerda de tomar nada, ni de que tomemos. Dixome: como almorzamos esta mañana, quedétan satisfecho que no tengo ganas. (Haviamos almorzado un par de huevos, y eran ya cerca las quatro de la tarde) Respondi: pues que son un par de huevos? Yo me veo precissado a confessar que soy hombre, y que necessito de comer, porque tengo ganas: no hay algo á mano? (En el Presidio nos havian puesto algun bastimento para el camina). Respondio un criado: aqui hay pan, y quesso. Pues venga esso, dixe, que bueno es. Yo toméy comi; y lo mismo hizo el Sr Ansa, que me acababa de decir que estaba satisfecho, y luego tuvo gana de comer quesso. El algo se sumió con lo que dixe, pero se emmendó; pues de aqui adelante siempre dispuso, que un criado traxesse á mano carne cozida, pan, y quesso, y sobre medio dia me decia si queria comer algo, y aunque fuesse andando comiamos un bocado, lo que antes no se hacia.
Saturday, February 10, 1776 EN -- Dia 10. Sabado. Salimos de la Agua hedionda á las siete de la mañana, y á las cinco y tres quartos de la tarde paramos en un Arroyo pequeño una legua antes de llegar á la Quema, haviendo caminado unas diez y seys leguas con el rumbo principal noroeste, y con sus variaciones, como a la ida. Los arroyos ahora todos traian agua, y venia bien crecido el rio del parage de San Juan Capistrano, cuyas aguas discurrimos sean de las vertientes del valle del principe, y Puerto de San Carlos de la sierra, que cae en derechura de aquel parage al oriente y desde los altos se divisa no muy lexos. Son tantas las lomas que se passan en este camino, que ayer empezéá poner cuydado en contarlas, y sin contar con las mas pequeñas, subimos y baxamos ayer 21. lomas; oy subimos y baxamos 54.
Sunday, February 11, 1776 EN -- Dia 11. Domingo. Salimos del Arroyo pequeño á las siete de la mañana, y á las quatro y media de la tarde paramos a la orilla de Rio de Santa Ana, despues de vadearlo, haviendo caminado unas quinze leguas con el rumbo variado como á la ida, y siguiendo el principal noroeste. Aqui encontramos la requa, que salio del Presidio dia 4. y con las lluvias se atrassó, y llegó á este rio poco antes que nosotros. Oy contéque subimos y baxamos 27. lomas. Entre la infinita variedad de flores, como tulipanes, y otras, de muy diversos colores, y muy lindas, con que desde ahora se empiezan á vestir aquellos campos, montes, y valles, de aquellas tierras, vi varias como en España; y entre ellas unas muy hermosas y pequeñitas de cinco hojas, que parece forman una cara, totalmente parecidas á las que vi en Cataluña en algunos jardines llamadas alli Pensamientos, solo con la diferencia que aquellas son amarillas, y algo moradas en los extremos de las ojas, y estas son todas amarillas y no huelen.
Monday, February 12, 1776 EN -- Dia 12. Lunes. Salimos del Rio de Santa Ana á las siete de la mañana, y á las dos de la tarde llegamos á la Mission de San Gabriel, haviendo caminado unas diez leguas, con la variacion de rumbos como á la ida, y siguiendo el principal rumbo noroeste: y antes de ponerse el sol llegó la requas. Oy subimos y baxamos 23 lomas, que juntas con las demas hacen 125. En esta Mission nos hallamos con la novedad de que esta noche passada desertaron un Soldado de Monterey, que estaba de escolta en la Mission, y quatro, dos mozos, y dos arrieros, de la Expedicion, con treynta bestias de la Mission, y de algunos particulares, y el hurto de otras cosas, que executaron en el jato; y que salio en su alcanze el Theniente de la Expedicion con nueve soldados: lo que nos fue muy sensible al Sr Ansa, y á mi, porque veniamos para proseguir luego el viage para Monterey, y esta novedad nos havia de detener; y mas viendo que ya la Mission no tenia bastimento para mantenerse en ella la gente mas tiempo, ni queira dar racion ni nada el P. Paterna. A esto se añadió el que hallamos a los Soldados de la Expedicion muy disgustados diciendo, que el Sr Ansa los havia traido engañados, y repugnaban el passar adelante, porque decian que haviendoles prometido el sueldo de trescientos sessenta y cinco pessos, y la racion, ahora se hallaban sin racion, muertos de hambre, sin las vacas, y lo demas que se les ofrecio quando sentaron plaza, y con el sueldo pagado en generos malos, y cargados con el ciento y cincuenta por ciento. El Sr Ansa se vio ahora bien apurado por la falta de bastimento, pues solo trazo escassamente el que necessitaba para la conduccion de tanta gente; y aqui se verifico lo que yo le dixe el dia 1. de Deciembre por la noche en aquella platica que tuvimos, en la qual se mostró tan sentido, y me dixo que solo por atencion á los Padres se detenia un dia para fabricarles el jacal, porque ya tenia poco bastimento para detenerse mas; á lo que le respondi, que por esto le encargaron á él esta comission, paraque como experimentado previniesse lo necessario, y previesse lo que podia suceder: que se havia de hacer cargo, que él en esta Expedicion era como un Capitan de navio, que si ha de hacer viage de quatro meses tenia obligacion de poner bastimento para seys; y que él assi lo havia de haver hecho como lo podia hacer pues le franquearon las caxas reales para quanto fuesse necessario.
Tuesday, February 13, 1776 EN -- Dia 13 Martes. Con la novedad acaecida se determinó aguardar unos dias hasta que bolviesse el Theniente. Observéla altura de esta Mission, pero por estar el dia nublado no quedésatisfecho de la observacion. A la tarde fui con el P. Paterna, y el Sr Ansa á ver la milpa nueva de trigo muy buena de la Mission, y me gustó ver como se aplicaban al arado y al trabajo aquellos Indios recien convertidos, con quienes parece se logra el trabajo de los Padres, los quales con su exemplo les van enseñando á trabajar, y el P. Paterna con el arado en la mano.
Wednesday, February 14, 1776 EN -- Dia 14. Miercoles. Siguio el dia turbio hasta la tarde que aclaró, y el P. Paterna juntó todos sus Neofitos de la Mission, y quiso que les tocara un poco el instrumento musico, de lo qual estuvieron muy contentos. A la noche llegaron dos Soldados de los que fueron con el Theniente, quien los rebolvio por haverseles cansado los cavallos; y dixeron como el Theniente iva empeñado en alcanzar á los desertores, cuyo rastro fresco iva siguiendo.
Thursday, February 15, 1776 EN -- Dia 15. Jueves. Amaneció lloviendo, y prosiguió assi hasta medio dia; y á la tarde aclaró un poco. No huvo cosa particular.
Friday, February 16, 1776 EN -- Dia 16. Viernes. Proseguimos sin novedad especial, mas de que el Sr Ansa desde el dia que llegamos á la Mission se indispuso del estomago, y todas las tardes deponia la comida.
Saturday, February 17, 1776 EN -- Dia 17. Sabado. Amanecio el dia claro y bueno; y bolvi á observar la altura de esta Mission, y la halle, sin correccion, en 33°. 58'. 1/2 y con correccion, en 34°. 5'. 1/2 Y assi digo: En la Mission de San Gabriel, dia 17. de Febrero de 1776: Altura meridiana del bordo inferior del sol: 43°.42'.
Sunday, February 18, 1776 EN -- Dia 18. Domingo. Dixe missa, y en ella sobre el evangelio prediquéquatro palabras á la gente de la Expedicion exhortandolos á la paciencia en los trabajos y resignacion á ellos, con el exemplar de Jesuchristo, que admitió gustoso la passion que sabia havia de padecer en Jesusalen. &c. porque despues del padecer y morir, se sigue el resuscitar y descansar. &c. El dia siguió bueno; y no se ofrecio novedad alguna, mas de que Dn Juan oy estuvo peor de su indisposicion, la qual le provino del asco que le causaba la comida, que se disponia en la Mission, cuyos cozineros eran unos muchachos tan sucios, que no solo hacian las cosas sin asseo, sino tan immundamente como ellos soezes, y nada curiosos; y á esto se añadia, que comiamos sin manteles encima de una puerta vieja, que servia de mesa tan mantecosa y sucia, que con un cuchillo se le podia raspar la immundicia que tenia: pero principalmente pienso que le provinieron essos bomitos por haverle entrado la tristeza con la novedad acaecida de los desertores, y viendo á la gente de la Expedicion malcontenta con el ciento y cincuenta por ciento cargado en los generos de su sueldo, (cosa que ignoraba el Sr Ansa quando salió de Mexico, segun él decia, pues estaba entendido en que se les pagaria en dinero) y que la gente le pedia de comer porque se afligia con la hambre, y vendian á la Mission quanto tenian por remediarse, y él no tenia de donde sacar bastimento que darles, pues ya con la requa se traxo todo lo que se pudo del almazen de San Diego: por todo lo qual estuvo Dn Juan en estos dias muy triste y melancolico, y aun yo procuraba explayarle el animo buscandole conversacion, y tambien divirtiendolo algun rato con el instrumento.
Monday, February 19, 1776 EN -- Dia 19. Lunes. Dixe missa. Prosiguio el dia muy bueno, y Dn Juan estuvo mejor. Bolvi á observar para satisfacerme, y salió la misma altura del dia 17. de 34°.5'.1/2 con correccion, y sin correccion con medio minuto de diferencia, de 33°.59'. Y assi digo: En la Mission de San Gabriel, dia 19. de Febrero de 1776: Altura meridiana del bordo inferior del Sol 44°.24'. Se determinó no aguardar al Theniente mas de hasta mañana, en atencion á que se passaban los dias, y se retardaba concluir el viage de la Expedicion hasta Monterey. A esta determinacion tuve yo mucha parte, pues esta mañana despues de missa passe á visitar al Sr Ansa, y hallandolo algo mejorado, de lo que me alegrémucho, me estreché con él, y le dixe, que si esta detencion le havia de servir de atrasso en la salud mejor era que nos fuessemos adelante, porque su salud era lo primero, y si se enfermaba que hariamos? pues entonces todo se atrassaba, y se perdia. Que lo mejor era marchar, porque puestos en camino la gente se contentaria, y acallaria; pero que de detenernos mas, la gente havia de seguir mas disgustada cada dia, y se iria acabando el poco bastimento que havia, y despues nos impossibilitabamos para passar á Monterey. Con esto quedamos de acuerdo en que, viniesse ó no viniesse el Theniente, nos iriamos el dia de Ceniza despues de missa; y desde este dia en adelante se portó el Sr Ansa conmigo mas afable que hasta aqui.
Tuesday, February 20, 1776 EN -- Dia 20. Martes. Dixe missa. No vino el Theniente, con que se resolvió proseguir la caminata el dia siguiente, dexando en la Mission de San Gabriel diez Soldados, y dos Pobladores con sus familias correspondientes, segun lo dispuso el Sr Comandante Ribera en San Diego, los quales quedaron señalados oy, para seguir mañana el viage con las demas.
Wednesday, February 21, 1776 EN -- Dia 21. Miercoles. Hize la Bendicion de Ceniza, Dixe Missa, y en Ella dixe quatro palabras á la gente que se quedaba, y á la demas que se iva (que algo lloraron, y sintieron esta division) confirmando con el evangelio del dia quanto desde el Principio del viage les havia dicho en las platicas que les hize: esto es, que venian á padecer, y á dar exemplo de christiandad á los gentiles &c. y todo se reduxo á exhortar a unos y otros á la penitencia de las culpas, y á la paciencia en los trabajos. &c.&c. Salimos de la Mission de San Gabriel a las onze y media de la mañana, y á las quatro y media de la tarde paramos en el Puertezuelo, haviendo caminado seys leguas con el rumbo, dos al oeste con alguna guiñada a un lado y otro, y las restantes al oestnoroeste. A las dos leguas passamos el rio de Porciuncula, el qual trae suficiente agua, y corre para la ensenada de San Pedro, y se estiende y pierde en los llanos poco antes de llegar al mar. La tierra estaba muy verde y florida, y el camino tiene algunas lomas, y muchos atolladeros causados de las lluvias, por cuyo motivo se quedó muy atras la requa. En el parage hay agua permanente, aunque poca, y suficiente leña. A la izquierda se va dexando á lo lexos la lomeria que forma en el mar la ensenada de San Pedro; y á la derecha se lleva la sierra nevada, con otra aspera, y larga que tiene por delante.
Thursday, February 22, 1776 EN -- Dia 22. Jueves. Salimos del Portezuelo á las ocho de la mañana, y á las tres y media de la tarde paramos en el parage llamado la Agua escondida, haviendo caminado unas diez leguas con el rumbo, como siete al oeste quarta al noroeste, y las restantes al oestsudoeste. A poco de salir del parage entramos en un valle muy espacioso llamado de Santa Isabel, á la mitad del qual está el parage llamado los Nogales, que es un ojito de agua á modo de lagunita, que sale en medio del llano, cerca del qual hay nogales pequeños: y como á las siete leguas llegamos al pie de la sierra, que junta con la que ayer atravessamos por el Puertezuelo, y oy veniamos dexando á la izquierda, y con la que corre por delante de la sierra nevada desde antes de San Gabriel, y venimos dexandola á la derecha, forma esse valle dicho que aqui remata; y entramos por una cañada que tiene porquita agua, y luego fuimos como dos leguas subiendo y baxando cuestas hasta el parage, que tambien es cañada de poca agua y bastantes encinos, y la forman varias lomas de un ramo de serrania que se desprende de la sierra madre, y va para la mar. Vimos en el camino algunos gentiles aunque pocos, y estos desnudos, y sin arma alguna, pero sin quererse arrimar.
Friday, February 23, 1776 EN -- Dia 23. Viernes. Dixe missa. Salimos del Agua escondida á las ocho de la mañana, y á las seys y media de la tarde llegamos al Rio de Santa Clara, haviendo caminado unas quinze leguas con el rumbo, tres al oestsudoeste, cinco al oeste, una al noroeste, para coger la cuesta empinada, y finalmente, baxada la cuesta, unas seys al oeste hasta el rio. El camino es llano, y en partes se suben y baxan cuestas, hasta que se llega á la cuesta grande, desde la qual se descubre el mar, y las primeras yslas de la Canal de Santa Barbara, y baxando por ella se acaba de atravessar la serrania, que dixe ayer se desprende de la sierra madre y remata en el mar, y se entra en un llano de mas de cinco leguas hasta el rio y mas allá. La serrania tiene muchos robles, encinos, y otros arboles, y tambien algunos aguages, como el del Triunfo, y el de los Conejos, y vimos en ella quatro rancherias cortas. El parage es algo escasso de leña, y el rio muy atascoso, y malo en creciendo, pero ahora estaba baxo; y cerca de él estaba una rancheria algo crecida cuyos Indios tenian pescado por estar aqui cerca del mar: y havia en el rio muchos ansares, patos, grullas, y otras aves. Vimos en el llano una crecidissima manada de Berrendos, que luego que nos divisaron se huyeron como el viento, y parecian una nube que andaba por la tierra. Vimos varios Indios en el discurso de oy, todos desarmados, y desnudos; pero las Indias guardaban gran recato, y apenas salia ninguna de sus jacales, porque los Soldados de Monterey, como no eran, casados, las tenian escamadas con varios absurdos, que el desenfreno de sus passiones les hizo cometer con ellas; y este recato lo observéen todas las rancherias de la Canal. Al pie de la cuesta grande cerca una pequeña rancheria hay un ojito de agua como un pozo, y á doze passos de él esta un manantial competente de brea, que nace alli mismo; y despues supe que cerca la Mission de San Gabriel hay otro mayor. Al ponerse el sol se levantó del mar una neblina muy espessa, con la qual acabó el dia muy cubierto, y la noche muy obscura; y esto de la neblina es muy comun y continuado en aquellos mares y costa, pero no es dañosa.
Saturday, February 24, 1776 EN -- Dia 24. Sabado. Salimos del Rio de Santa Clara á las nueve, y media de la mañana, y á las tres y media de la tarde paramos en un altito á orillas de la mar, cerce la Rancheria de la Rinconada, haviendo caminado unas nueve leguas con el rumbo, tres al oeste hasta la playa del mar, y primera Rancheria de la Canal de Santa Barbara, llamada la Carpinteria, situada cerca el Rio de la Assumpta, (sino es que se cuente por primera la del rio de Santa Clara) y las restantes al oeste quarta al noroeste, con alguna declinacion dissimulada al oeste, en las puntas de la costa, que hay varias. A las tres leguas de camino, que todo es llano, llegamos á la orilla del mar y rancheria de la Carpinteria, assi llamada porque la primera vez vieron en ella fabricar lanchas: á dos leguas mas esta la rancheria de los Pitos, por el Pito que oyeron sonar en ella toda la noche los de la primera Expedicion del Sr Comandante Portolá, motivo porque el Sr Ribera, que iva entonces de vanguardia, temeroso de algun ardid de los Indios, tuvo á la gente sobre las armas toda la noche, y despues vieron al amanecer que era una rancheria muy corta, de quatro jacalitos, y sin gente. Todo este camino hasta el parage va por la playa del mar, y quasi pisando las olas, por lo qual es camino muy divertido, y lo huviera sido mas si el dia huviera estado claro, y bueno, y no tan turbio como estaba con la neblina. La gente de la Expedicion, que no havia visto mar, tenia mucho de que admirarse. La canal de Santa Barbara, que es muy largo, se llama assi, porque dentro del mar, y en distancia de unas seys ú ocho leguas, hay varias islas, que forman una canal con la tierra firme; y yo dixera, que tambien se puede llamar canal, porque el camino va en todo ella como acanalado por la playa entre mar y tierra, porque la tierra remata por alli con serranias muy derechas, y como si las huvieran cortado por la mitad, de modo que quasi no es dable subir por ellas por lo muy empinadas y quebradas que están, aunque no son peñascosas, sino de tierra bien empastada y verde, y en partes no hay mas salida que por la playa, y en otros pedazos aunque hay camino, que llaman por los altos, es un camino que va á orillas de lo cortado de las lomas, y con grandes despeñaderos para la mar que se mira alli abaxo. Los Indios de la Canal son de la nacion quabajay, y ellos, y los Beñeme, tienen comercio con los Jamajab, y otros del rio Colorado, con sus cuentas ó abalorio de unas conchitas chatas y redondas y pequeñas, que buscan entre las arenas de la playa, de las quales tienen grandes ensartas colgadas al cuello, y en la cabeza. Su vestido es en los hombres la total desnudez, y solo por adorno suelen traer en la cintura un mecatillo, ó otra friolera, que nada les tapa, y en la cabeza suelen amarrarse con los cabellos un cabrestillo, como dixe de los Gileños dia 7. de Noviembre, en el qual se clavan algun palito ó pluma, y principalmente el cuchillo, que es un palo delgado y ancho unos dos dedos, y como de una tercia de largo, á cuyo extremo le asseguran con brea un pedernal algo largo y aguzado para que corte por los dos lados, y con punta, ó una oja de navaja, ú otro pedazo de fierro semejante, si lo pueden adquirir, y este cuchillo todos lo cargan atravessado en la cabeza, y assegurado con los cabellos; y tambien suelen cargar un desudadero, que es un huesso largo algo afilado, ó cosa semejante, con el qual se raspan el cuerpo quando estan sudados, y se quitan el sudor, y dicen que es cosa muy buena porque assi se quita el cansancio. Algunos tienen la ternilla de la nariz agujereada, y todos las orejas con dos grandes agujeros, en las quales llevan unos canutillos metidos, que parecen dos cuernos, gordos como el dedo pequeño de la mano, y largos mas de media quarta, y dentro de ellos suelen traer polvo de su tabaco cimarron, ú otra friolera. Su lenguage es totalmente distincto de los demas, y á su capitan que reconocen en las rancherias le llaman Temi, assi como los Jeniguechis, y Benyeme le llaman Tomiár. Las mugeres se tapan con pieles de venados en la cintura, y con alguna cobija de pieles de nutria en las espaldas: aunque de ellas vi pocas, porque luego que nos divisaban á toda prissa se encerraban dentro de sus jacales, especialmente las jovenes, y se quedaban fuera los hombres cerrando sus puertas, y cuydando que nadie entrara dentro. Yo me arriméuna vez a un jacal que vi abierto, para reconocer su fabrica, que entre los jacales que vi en todo el camino es la mejor, cuya forma es redonda, bien capaz, grande, y alta á modo de media naranja, y en el remate de enmedio tiene una abertura para dar luz, y sirve de chimenea, por donde sale el humo del fuego que hacen en medio del jacal, y tambien á los lados hay en algunos dos ó tres agujeros como ventanicos; a la armazón de todo son unos palos arqueados, y bien firmes, y las paredes son de zacate muy tupido, y entretexido, y en las puertas hay un petate, que cierra por dentro á modo de cancel, y otro por defuera, que suelen atrancarlo con un huesso de ballena ó algun palo. Lleguépues á la puerta, y aunque no hize instancia para entrar dentro, porque ya conocia la repugnancia, con todo no passarian dos minutos quando me cerraron la puerta de la parte de adentro, y me retirédesengañado. Estos efectos han causado las extorsiones y violencias que han executado los soldados quando en sus viages han transitado por la canal, especialmente en los principios, entre los quales fue excessivo un tal Camacho, que quedó su fama entre los Indios tan estendida, que á qualquier soldado le llaman Camacho, y á nosotros todo era preguntarnos por Camacho, y en donde estaba Camacho, y si venia Camacho. Entre los hombres vi algunos pocos con un capotillo á modo de jubon hasta la cintura de piel de osso, y por el distinctivo entendi que estos eran los Dueños ó Patrones de las lanchas. Son estos Indios grandes pescadores, y muy ingeniosos: hacen coritas de varias, hechuras, y otras cosas muy bien labradas, como bateas, y caxetes de madera, y otras piezas de piedra; y sobre todo hacen lanchas, con que navegan, muy curiosas, devarias tablas, las quales labran sin mas herramienta, que sus conchas y pedernales, y las unen en las junturas cosiendolas con unos hilos muy fuertes que tienen, y atacan las uniones con brea; con lo qual quedan muy fuertes y seguras, y algunas estan hermoseadas con conchitas, y todas son pintadas de colorado con almagre. Su hechura es como un bote pequeño, sin costillar, y remata en las dos puntas algo levantadas, y arqueadas para arriba sin acabar de cerrar los dos bordes, sino quedando abiertos en la punta á modo de V, y enmedio tiene algo levantada una tabla atravessada de bordo a bordo que sirve como de banquillo, y para assegurar la convexidad del casco. Cada lancha se compone de unas veinte piezas, y son largas y angostas, y medi una, y halléque tenia treinta y seys quartas de largo, y algo mas de tres quartas de alto. En cada lancha quando navegan, ó van á pescar segun vi, regularmente no van mas que dos Indios, uno en cada extremo, y llevan unos palos como de dos varas de largo, que rematan con unas palas, y estos son los remos, con los quales reman alternativamente metiendo los extremos del palo al agua, ya de un lado ya del otro de la lancha, y de este modo goviernan la lancha como quieren, y se remontan por aquellos mares bravos con mucha frescura. En este parage de la Rinconada conténueve lanchas, y una por remendar: y me hize juicio que aquellos Indios con alguna enseñanza havian de ser grandes marineros. Tienen todas las Poblaciones ó rancherias de la Canal un puesto para jugar, de comun, que es un pedazo de tierra bien liso y aplanado con sus paredes baxas al rededor á modo de juego de bolas, y en el juegan corriendo un palito medio redondo. Tienen tambien cerca las rancherias un lugar, que nosotros llamamos el cementerio, en donde entierran los muertos, el qual lo forman de varios palos y tablones que pintan de varios colores, blanco, negro, y colorado, y los clavan parados en el suelo, y en unos palos muy altos, derechos, y delgados, que por verse de alguna distancia les llamámos las torres, ponen algunas coritas que eran de los difuntos, y otras cosas que tal vez eran de su estimacion, como naguillas, conchas, y tambien algunas flechas en partes; y sobre los difuntos ponen las costillas y otros huessos grandes de los ballenatos que suelen barar en aquellas costas. Y tambien tienen temascal de comun, que es una pieza cerrada, caliente, para sudar, el qual lo forman algo subterraneo, y muy firme, con palos, y tierra, y arriba en medio tiene un abertura como escotillón, que sirve de respiradero, y de puerta por donde baxan dentro por la escalera, que consiste en unos palos clavados en el suelo, derechos, y juntos entre si, y uno mas corto que otro. En un temascal me assomé, y percebi buen calor que subia de el: y en medio de ellos hacen lumbre, y entran los Indios á sudar sentados alrededor, y luego que sudan bien, y que con el sudor mojan el suelo, salen corriendo y se meten al mar á bañarse, que alli está de immediato. Son estos Indios bien formados y de buen cuerpo, aunque no muy robustos, segun me hize juicio, por tanto sudar; y las mugeres son de aspecto algo agradable, las quales usan de algunos pendientes en las orejas, y tienen el cabello de delante corto y parado como tupé, y lo demas caido por las espaldas. Las armas que usan estos Indios son arco y flechas como todos, pero son las flechas de palo muy bien hechas y curiosas, y no de carrizo como las usan los Apaches, Pimas, y demas comunmente, y los arcos son pequeños como de una vara, pero muy fuertes y aforrados todos con nervio y de graciosa hechura. Sus costumbres son como las de los demas: viven sin ley, ni Rey, y sin especial conocimiento de Dios, segun pude percibir; y son aplicados a la pesca, con la qual y semillas de zacate, se mantienen sin mucha miseria de hambre; y son tambien ingeniosos, y no muy tontos, segun me pareció, pues aunque no teniamos interprete para hablarles nos entendiamos con ellos por señas como los mudos, con las quales se explican bien: pero bastante ladrones, propriedad de todo Indio. Al passar por la rancheria de la Carpinteria nos detuvimos un poco, por ser la primera, para ver sus lanchas, cementerio, &c. y el Sr Ansa, yo y otros nos apeamos: y delante de tanta gente tuvo arte un Indio para coger de la silla del Sr Ansa un paño de sol de Cotense, que dexó en ella al apearse. Bolvimos á montar y á poco que caminamos reparó el Sr Ansa que le faltaba el paño: fue un criado suyo á la rancheria á buscarlo preguntó por el paño y se lo negaron, y luego le dixeron que fuesse á tal jacal que alli podria estar: de alli lo enviaron á otro jacal, y de este á otro: y viendo que no se lo querian dar y que se lo ivan ocultando sacó la escopeta y les dixo que si no le daban el paño los mataria. Eran solo amenazas: pero luego un Indio temeroso le dixo que él se lo buscaria: y sin tardar busco el pano y se lo entrego. En todas partes se nos manifestaron mansos, y de paz, y no me parecieron muy belicosos pero no será facil reducirlos, assi por lo que están disgustados con los Españoles con lo que estos han executado con ellos, ya quitandoles pescado, y sus comidas para hacerse de bastimento quando passan por la canal, ya hurtandoles las mugeres, y abusando de ellas; como porque estan muy aquerenciados á vivir en la costa, en toda la qual aunque hay mas de treinta arroyos, no hay ningun parage para poner una buena Mission, por la poca agua que traen los arroyos, que muchos se llegan á secar en el discurso del año, y principalmente por la falta de extension de tierras llanas, y aptas para sementeras que por lo que toca á pastos en todas partes los hay y buenos, y en algunas hay abundancia de maderas, y arboles. Por fin, la nacion que ocupa la Canal es bien crecida, y es la tierra mas poblada de quantas vi, segun se podrá colegir por las rancherias que ire nombrando: pero no convengo en el computo del gentio, que al principio se hizo que, fue de mas de veinte mil almas; porque aunque es verdad que hay rancherias, que pueden passar de mil almas, las mas hize juicio que no llegan á mil, y algunas que hay pequeñas creo que no llegan a quinientas almas. En este parage de la rinconada hay un arroyo en el mismo rincon en donde está la rancheria, y haviendole passado paramos en un altito muy immediato á la mar, y de muy dilatada vista, aunque la neblina nos impidio ver las islas que teniamos delante. Entre los Indios que vinieron al Real vi uno que traia una manta de algodon como las que hacen los Pimas Gileños, y inferi que la havria adquirido de tan lexos por medio del comercio que ellos tienen con otros: y me enseñaron y señalaron un Indio que alli estaba, y me dixeron que era de la isla grande de la Canal llamada la Isla de Santa Cruz, y que havia venido á passear, que es maravilla ver como ellos navegan aquellos mares; y aunque tenia el cabello entre roxo, me parecio muy semejante á los Indios de la Canal. La isla Santa Cruz es quasi triangular, y tendrá unas veinte leguas de largo, y dicen que está muy poblada, y que es muy frondosa; pero yo por la neblina apenas la pude distinguir: y me dixeron los Padres, que el Sr Virrey les havia encargado, y havia mandado á los Gefes, que se procurasse que las islas no se despoblassen, particularmente essa, y que no se solicitasse que los Indios se saliessen de ella por causa de la reduccion, y conversion al christianismo.
Sunday, February 25, 1776 EN -- Dia 25. Domingo. Dixe missa. Salimos de la Rancheria de la Rinconada á las nueve de la mañana, y á las tres de la tarde paramos en un parage llamado Las immediaciones de las Rancheias de Mescaltitan, haviendo caminado unas nueve leguas con rumbo, como seys al oeste quarta al noroeste, dos al noroeste, y al ultimo una legua corta al sudoeste para descabezar unos esteros que hay alli cerca. El camino fue como ayer dixe, siguiendo la playa; á las dos leguas llegamos á las Rancherias de San Buenaventura, que son dos, una en cada lado de un llano como de una legua de largo, en donde se intentó fundar la Mission de San Buenaventura, que está dotada, y no se fundó por falta de providencias, y hay en él algun pasto, y bastantes encinos, pero poca agua: con otra legua llegamos á otra Rancheria: y con una legua mas llegamos á la Rancheria de la Laguna, en donde se tomaron por abalorio algunas coritas, y nos proveimos de pescado, porque en la ocasion llegaba á tierra una lancha que venia de pescar, y traia varios y diversos pescados muy buenos, y de distinctos colores y hechuras que no conoci: y con esta ocasion vi como sacan las lanchas del agua, y fue que al llegar á la tierra se arrimaron á ella diez ó doze hombres, y cogiendo la lancha en hombros con la pesca, la llevaron á la casa del Patron ó Capitan de la lancha, distinguido con el capotillo de osso: los instrumentos con que pescan son nassas bien grandes, y anzuelos que se hacen de concha y tambien tal qual red pequeña hecha de un hilo muy fuerte como de canamo. En el Parage me ofrecio el Sr Ansa de sus coritas diciendo, que escogiesse las que gustasse; pero como yo no tenia en donde llevarlas le respondi, que si en concluyendo el viage me las daba entonces las tomaria; y me dixo que me daria quantos quisiesse; pero despues ninguna medio, porque acabéel viage sin su gracia.
Monday, February 26, 1776 EN -- Dia 26. Lunes. Dixe missa. Salimos de Las immediaciones de Mescaltitan á las ocho y quarto de la mañana, y a las tres y media de la tarde paramos en un altito á orillas de la mar, Cerca la Rancheria nueva, haviendo caminado unas diez leguas, lo mas por la playa con el rumbo, como una al sudoeste, y dos al oestsudoeste para descabezar los esteros de Mescaltitan, y lo restante al oestnoroeste no cabal, ó con alguna declinacion al oeste. A una legua llegamos á Mescaltitan, que es un parage lindo, y me parecio bueno para una Mission, en el qual hay tres rancherias crecidas, dos algo apartadas, y situadas á orillas del estero, y la mayor en el camino por donde passamos: con dos leguas mas llegamos á las Rancherias de San Pedro y San Pablo, que son dos, situadas en dos altitos, por entre los quales passa un arroyo de los muchos, que como dixe, hay en la canal, y vienen de la sierra bien alta, que á la derecha ivamos dejando, en la qual se ven muchos pinos, que dan buenos y grandes piñones de cascara tan blana, que se quiebra entre los dedos: y ultimamente llegamos á la Rancheria nueva, y desde el parage vi varios chiflones de agua en el mar que arrojaban los ballenatos que andaban por alli. Desde las rancherias de San Pedro y San Pablo se encuentra en la orilla del mar mucha brea que el mar escupe, pegada á las piedras, y seca, y tambien se hallan pelotitas de ella fresca: quizas hay manantiales de ella que van á salir al mar, porque ayer en el camino ya se percebia su olor, y oy desde Mescaltitan para adelante era el olor tan fuerte como se percibe en un Navio, ó en un almacen de jarcias y maromas de navio embreadas. Los Indios que vimos oy son como dixe ayer, y las mugeres, que no son malcaradas, luego se encerraban con sus chiquillos, y solo tal qual se dexaba ver. Oy se recogieron por abalorio varias coritas, y tazas de piedra muy bien labradas, y bateas de madera de varias hechuras, y otras piezas curiosas, en las rancherias; y discurro que estos Indios, como son ingeniosos, y aplicados al trabajo, havian de hacer primores si tuvieran maestros, y herramientas á proposito, ó instrumentos, pues no tienen mas que pedernales, y con ellos y su pachorra hacen lo que hacen. Todo el camino fue oy muy divertido, y lo huviera sido mas sino fuesse por las neblinas, que son allá muy continuas: oy amanecio con una neblina que nos mojó como si huviesse llovido; á poco andar se despejó, pero quedó en el mar una ceja de neblina baxa que no nos dexó ver las islas: á medio dia se levantó otra vez una neblina que nos salia de entre los pies en la playa como si fuesse humo, y tan espessa que no nos dexaba ver ni la gente que venia detras, y de un instante á otro se quitaba, y bolvia á coger cuerpo: pero contodo esto estuvo el dia bastante bueno.
Tuesday, February 27, 1776 EN -- Dia 27. Martes. Dixe missa. Salimos de Cerca la Rancheria nueva á las ocho de la mañana, y á las tres y media de la tarde paramos á orillas de la mar, Cerca la Rancheria del Coxo, haviendo caminado unas diez leguas con el rumbo al oestnoroeste no cabal, ó con declinacion al oeste. Amanecio con neblina que nos mojó como llovizna y perseveró hasta medio dia entierra, pero perseveró en la mar sin dexarnos ver las islas. El camino por la mañana estuvo pescado, porque cogimos por lo alto de las lomas, que todas rematan en el mar muy cortadas, y assi todo fue subir y baxar hasta la mitad del camino, que ya cogimos por la playa. A poco de haver salido llegamos á la rancheria despoblada, cuyos Indios se passaron á la rancheria nueva por una guerra que les hicieron sus enemigos: despues passamos por una rancheria corta; luego se siguio otra despoblada, que no tenia mas que el cementerio: despues al baxar una cuesta, llegamos á la Rancheria de la Gabiota, y cogimos la playa: luego se siguio otra rancheria pequeña: despues llegamos á la rancheria del Bulillo, en donde actualmente llegaban las lanchas de pescar, y venian muy proveidas de sardina grande como una quarta, y se avió toda la gente de pescado en tanta abundancia, que alli se dexó una porcion de la que el Sr Ansa havia tomado para todos, porque no huvo quien la quisiesse cargar: y ultimamente passamos por la Rancheria del Coxo, y poco despues paramos en un arroyito de muy poca agua y muy escasso de leña, haviendo passado por cinco rancherias, y dos despobladas. Este parage y está cerca la Punta de la Concepcion, en donde se acaba la Canal de Santa Barbara. Los Indios que vimos, y sus estilos, y aplicacion a la pesca &c. son como arriba tengo dicho. Algunos de la Rancheria vinieron al Real, y se ofrecieron á limpiar del pescado que teniamos con sus cuchillos; y el Sr Comandante le prestó á uno el cuchillo suyo de la bolsa, que tenia puño y bayna de plata. El Indio, que sin duda le quadró mas esse cuchillo que el suyo de pedernal, aguardó á que todos estuviessen descuydados, y al descuydo se fue con el cuchillo sin que nadie lo reparasse. El Sr Ansa despues halló menos su cuchillo, y llamando á otro Indio, que alli estaba, le dixo que fuesse á la rancheria y dixesse que le bolviessen el cuchillo, porque sino los havia de ir á castigar. Fuesse el Indio, y á poco bolvio con el cuchillo escusando al otro que se lo havia llevado, que tuvo miedo de venir, y diciendo que se lo havia llevado inadvertidamente, porque pensó que se lo havia dado. Este caso es prueva de la inclinacion que tiene todo Indio á hurtar; y tambien prueva que aquellos Indios no son muy belicosos.
Wednesday, February 28, 1776 EN -- Dia 28. Miercoles. Dixe missa. Salimos de Cerca la Rancheria del Coxo á las ocho de la mañana, y á las quatro de la tarde paramos Cerca el Rio de Santa Rosa, haviendo caminado unas doze leguas con el rumbo, como una al noroeste, dos al nornoroeste, dos al noroeste, y dos al oestnoroeste, siguiendo un medio circulo que hace aqui la costa hasta descabezar la Punta de la Concepcion, que es la ultima de la Canal, y la mas salida: luego como una al norte, dos al nornoroeste, y dos al noroeste, y paramos cerca la playa. A unas tres leguas de andar llegamos á la Rancheria de la Espada; y con dos mas á la Rancheria de los Pedernales: son las dos algo miseras, y de menos gente, y las ultimas de la Canal, la que remata en en la Punta de la Concepcion, siguiendo el mar y su costa al oeste; y desde aqui boltea para el norte y noroeste. Desde la mañana estuvo el viento noroeste fuerto, y algo frio, y con alguna neblina: pero de medio dia en adelante se bolvio norte, y el dia muy cubierto con neblina alta, lo que nos causó una tarde muy fria y displicente. Todo el camino sigue por lo alto de las lomas, que por la playa no se puede por los arrecifes, y á una vista del mar, y en corta distancia, hasta muy cerca del rio, que se baxa á la playa, y antes de llegar á ella se camina un buen rato por medanos y lomas medanosas. En la Punta de la Concepcion remata la serrania, que venimos dexando á la derecha; y desde ella muda el terreno mucho de aspecto: toda la tierra muy florida y verde con mucha variedad de zacates, buenos pastos, y hierbas olorosas y utiles; y oy desde que salimos hasta parar vi mucho hinojo marino totalmente el mismo en la hoja, y en el gusto como el que se cria en las peñas y en las paredes en la marina de Cataluña con la diferencia, que se levanta el tronco de la tierra como media vara, tiene la oja mas delgada, y estaba ahora muy florido con unas flores amarillas á modo de mirasoles pequenos, que con la abundancia causaban una hermosa vista en todo el camino. El rio de Santa Rosa no es crecido, pero está tan emboscado en sus orillas y centro, y tiene una caxa tan mala, que no dá passo sino por el desemboque; y esto quando está la mar baxa, porque en subiendo la marea, se hincha, y se llena mas de agua un gran llano ó tular, que hay á orillas del rio entre las lomas de un lado y otro, y quando baxa la marea sale con bastante rapidez. Por esta causa no pudimos vadear oy el rio, y nos huvimos de detener en este parage, que es bien escasso de leña, y de agua buena, porque la del rio está salobre y rebuelta. Me dixeron los Soldados que los tulares, de los quales hablare en su lugar, llegan hasta este rio; ó que este rio, como tan atascoso, es algo de los tulares.
Thursday, February 29, 1776 EN -- Dia 29. Jueves. Amanecio con neblina, que estuvo toda la noche, y á media manana se quitó; pero antes de medio dia se puso tan espessa, que estando parados á orillas de la mar, no se veia. Salimos de Cerca el Rio de Santa Rosa á medio dia, (que antes no pudo ser, por ser preciso aguardar la marea baxa para vadear al rio de Santa Rosa) y á las tres y cuarto paramos en la Laguna graciosa, assi llamada por ser pequeña y de muy linda agua, aunque está encarchada, y quassi entre medanos, y cerca del mar, haviendo caminado unas cuatro leguas con el rumbo al norte, y con alguna declinacion al nordeste. El camino antes del rio va por la playa, y despues se aparta un poco de la costa, la qual está llena de peñascos y arrecifes, y se passan algunos medanos, ó lomas de arena, y tambien por un baxio entre dos lomas algo ancho, y medio enlagunado con agua encarchada que hay en todo el sin tener salida para el mar, pero no atasca mucho: y en este baxio vimos una manada de seys ossos; que los hay muchos en aquellas tierras, y muy grandes.