Diario ampliado del Padre Pedro Font

Colonizing Expedition, 1775-1776


Wednesday, May 1, 1776 EN -- Dia 1. de Mayo. Miercoles. Dixe missa. Prosiguieron el Sr Ribera, y el Sr Ansa como ayer escribiendo y passandose oficios el uno al otro. A la noche introduxe conversacion con el Sr Ribera, que se mantenia tiesso sin hablarme, sobre haver negado al P. Garces lo que le pidio de este modo. Fue el caso, que el P. Garces salio á aquella Mission de San Gabriel acompañado de dos Indios Jamajabas, con intencion de passar á san Luis, y desde alli internarse, lo que no pudo executar porque el Sr Ribera le negó quanto le pedia, como refiere el P. Garces en su Diario dia 24. de Marzo, en donde está este passage con extension. Al principio de la cena comimos unas lechugas, y con este motivo me dixo el P. Paterna, que me acordaria de San Gabriel por las lechugas buenas que comia; á lo que respondi: Bien me acordaré de aqui algunos dias en el Rio Colorado. Dixo el P. Sanchez: Pues que no tendra alli lechugas el P. Thomas? Respondi: de donde las ha de tener? Replicó: pues que no traxeron semillas? Respondi, que no. Luego el P. Paterna dixo: quizas ya estará alli el P. Garces quando Ustedes lleguen. Dixe que no lo sabia: y Dn Fernando siguió diciendo: buenos trabajos havra passado esse Padre con el camino que llevaba. Entonces dixe: sin duda. Y ya que la conversacion lo trae, Sr Dn Fernando, suplico me haga el favor de decirme que motivo tuvo usted para negar al P. Garces lo que le pidió. Luego se immutó el el P. Paterna, como singularmente apassionado del Sr Ribera. (que en qualquier lance y assumpto no faltan pareceres de sentir contrario, porque cada qual tiene su modo de pensar). Dixo Dn Fernando: Padre, el P. Garces me pidió bestias, uno o dos soldados de escolta, y bastimento, y se lo negué porque no tengo orden del Sr Virrey para estas menudencias, y que quien manda en lo principal, manda en lo accessorio: y el Sr Virrey no ha de entretenerse en mandar esto, y lo otro, y lo otro en particular quando son cosas de menos entidad, que están conexas con sus ordenes generales, y se entienden mandadas en sus disposiciones, las quales pueden determinar los Gefes para su execucion. Dixome á esto: Yo no tenia bestias; las de la Expedicion no estaban á mi cargo, y assi no pude disponer de ellas: y sino, podra Vuessa Reverencia disponer de esta Mission lo que no está á su cargo? Respondi: pues bien, dexemos ya las bestias; pero siquiera huvierale usted concedido lo demas. Respondiome: el Padre me pidio uno ó dos Soldados de escolta, y esta no era suficiente, ni le podia dar mas porque no los tengo; y sabe Buessa Reverencia que aun para un correo se envian quatro ó cinco soldados, y si al Padre le huviesse sucedido algo con tan poca escolta, yo era responsable. Repliqué, que no huviera sido responsable, pues no lo era entonces haviendose ido el Padre á sus correrias apostolicas sin ninguna escolta: pues no ignora usted, le dixe, el espiritu del P. Garces. Dixo el P. Paterna: si lo ignora, que Dn Fernando no sabe el genio del P. Garces. Replique: si lo sabe, y muy bien: á lo que dixo Dn Fernando, que es verdad tenia noticia de su valor y espiritu. Y prosiguio diciendo: Ya le dixe al Padre: Padre aguarde Vuessa Reverencia al Capitan Ansa, que no tardará en venir, y consulte Vuessa Reverencia con él, que puede determinar en essas cosas. Respondi: Entonces nada adelantaba el P. Garces, porque si nos huviesse aguardado, ó havia de venirse para afuera con nosotros, ó lo haviamos de dexar en la tierra. Respondio el P. Paterna: Dn Fernando hizo bien en no darle lo que pedia, porque el Sr Virrey no manda que el P. Garces se meta por estas tierras adentro. Dixe: La orden del Sr Virrey es que si el Padre se animaba, se quedasse en el rio Colorado á reconocer las Naciones de rio abaxo y rio arriba; y el haver venido el Padre aca fue porque los Indios Gentiles no se atrevieron á acompañarlo rio arriba sino dando algun rodeo, por estar entremedio una Nacion enemiga suya; y queriendo el Padre caminar al poniente para ver si desde alli descubria camino á Monterey, como se pretende, los Indios se ofrecieron acompañarlo á otra Nacion, y como el Padre camina á voluntad de los Indios que lo guian, estos lo traxeron aqui, como Ustedes vieron. Pero ya que esto no sea, me parece, que el Sr Virrey ni el Rey, no es tan tacaño y miserable, que le negasse un poco de bastimento que le pedia para dos Indios Gentiles, que le acompañaban. Respondiome, que tenia ya muy poco, y que no podia disponer de él. Repliqué, que no era cosa mucha bastimento para dos Indios, que podia reducirse á una fanega de maiz; pues no ignora Usted, que el P. Garces se contenta con poco, y sabe passarse con zacate del campo. Dixome: Por esto ya le dixe que pidiesse al P. Paterna lo que huviesse menester, que despues el Rey se lo pagaria. Dixo entonces el P. Paterna: no es menester: y á que viene esto ahora? no se le dió al P. Garces lo que necessitaba? Si el Sr Dn Fernando no le dio bastimento fue por no ser responsable á las resultas, si al P. Garces le sucede algo con esse viage; y por no cooperar al daño que se le puede seguir hizo bien en negarle lo que pedia. Pues si esto es assi, repliqué, Vuessa Reverencia es responsable á los danos del P. Garces. Y porque? dixo. Respondile: porque si paraque el Sr Dn Fernando no sea responsable, hizo bien en negarle el bastimento, Vuessa Reverencia que le dio bastimento queda responsable, pues cooperó á su viage con darselo. Entonces el P. Paterna bien immutado dixo: Ea, Vaya, dexemos esso. Y levantandose de la mesa dixo á Dn Fernando si se queria ir á su quarto: pero este no se movio, (al contrario de las demas vezes, que acabado de comer, ó cenar luego se levantaba, y se iva) sino que perseveró mas de media hora entablando conversacion del poco bastimento que tenia, y de los trabajos que en San Diego havria si no venia el Barco breve &c. Por no exasperar mas la cosa no quise tocarle la otra especia, que el mismo Sr Ribera confessó en la carta que escrivio al Sr Ansa, y al P. Paterna le parecio muy mal, segun me dixo quando me la refirio; que fue el haver mandado prender, y desterrar unos Indios Gentiles, que havian ido del rio Colorado á aquella Mission, como refiere tambien el P. Garces en su Diario dia 24. de Marzo, cuya orden no se executó,que quiso Dios que quando se havia de executar ya los Indios se havian ido: porque conoci, que no havia de remediar ni lograr nada con tocar esta tecla, y me exponia á decirle alguna claridad sin fruto, estando él tan satisfecho de si mismo y de su conducta, con lo qual decia que tenia sus creditos bien asssentados en Mexico; y mas en esta ocasion, en que estaba declarado tan á su favor el P. Paterna, y los otros dos Padres no hablaban palabra por el respecto que le tenian. Pero he puesto aqui todo este razonamiento parque se vea como discurren los hombres quando quieren apoyar una cosa, pues no faltan razones para qualquier intento, ó sean solidas, ó sean aparentes: y lo cierto es que en qualquier assumpto no faltan parciales, y apassionados: porque: Quot homines, tot sententiae.

Thursday, May 2, 1776 EN -- Dia 2. Jueves. Dixe missa. Despues que llegamos á ésta Mission passó el Sr Ribera un oficio al Sr Ansa preguntandole quanto tiempo se detendria en ella para su govierno, pues estaba escribiendo a Mexico. Respondiole el Sr Ansa, que se detendria tres dias, los qules se cumplian oy esta tarde. Dixo el Sr Ribera que le parecia tiempo suficiente para concluir lo que estaba escriviendo al Sr Virrey: pero llego oy la hora de marchar, y passo un oficio al Sr Ansa diciendole, que todavia no havia concluido, pero que no se detuviesse por esso, que bien se podia ir, que esta noche ó mañana le enviaria las cartas con unos soldados que lo irian á alcanzar en el camino. Con esto determinó el Sr Ansa marchar sin aguardar mas: por lo que nos despedimos de los Padres; pero no del Sr Capitan Ribera, el qual no salio de su quarto para decirnos á Dios, ni se dexó ver, y quedo aun escriviendo y despachando(segun dixo, pero no era assi) las cartas que el Sr Ansa havia de llevar á Mexico. Salimos de la Mission de San Gabriel á las quatro de la tarde, y á las cinco y media llegamos al Arroyo de San Gabriel, en donde paramos dia 3. de Enero, haviendo caminado dos leguas. La comitiva se compuso de los mismos, que dixe dia 14. de Abril, que con el muchacho Pedro de San Luis eramos en todos 30. personas: el bagage era de 20. cargas: y la cavallada, en mulas y cavallos 86. bestias.

Friday, May 3, 1776 EN -- Dia 3. Viernes. Dixe missa. Salimos del Arroyo de San Gabriel á las seys y media de la mañana, y á las onze y media llegamos al Arroyo de los Alizos, en donde sesteamos hasta las dos y media de la tarde; ya á las cinco y tres quartos de la tarde paramos en un Llano, como á dos leguas antes de llegar al Rio de Santa Ana, haviendo caminado unas diez leguas. Como ayer noche no nos alcanzaron los soldados, que el Sr Ribera havia dicho embiaria con las cartas, ni esta mañana tampoco, dixe al Sr Ansa en el camino: Usted no espere tales cartas, porque tengo entendido que las quiere remitir por California, y no quiere que Usted las lleve, y aun sé que dixo: esso queria el Capitan Ansa, llevar carta mia para el Sr Virrey; pues no lo ha de lograr. Luego que paramos, nos pusimos á platicar el Sr Ansa y yo, de los lances sucedidos con el Sr Ribera, y yo le dixe: Si no viene el correo como sospecho, ó no trae cartas para el Sr Virrey como presumo, porque él piensa que en esto le haria á Usted un gran favor, y no está para hacerle favores, entonces me confirmo en la sospecha que hay de que el Sr Ribera abrio la carta de P. Vicente, que iva al P. Presidente, y se la entregó con la cubierta rasgada: porque como piensa el ladron que todos son de su condicion, presumirá que Usted haga lo mismo con las cartas que le entregáre, pensando tan baxamente de usted como él ha obrado. Y la razon en que me fundo es en una noticia que sé, y ahora como amigo quiero participarla á Usted. Esta es, que él señor Ribera escribe contra Usted al Sr Virrey, por cuyo motivo no le ha de fiar á Usted las cartas: y assi prevengase Usted de lo que puede acumularle sobre los lances passados, &c. Respondiome, que para esse fin guardaba todas sus cartas, papeles, y oficios, y los queria presentar á su Exa: como en efecto formó de todos ellos con sus respuestas por su orden un protocolo, á modo de Auto, que no le havia de hacer muy buen provecho al Sr Ribera. Estabamos en esta conversacion quando fue llegando el correo de parte del Sr Ribera con dos cartas, una para el P. Guardian del Colegio de San Fernando, y otra para el Sr Ansa, pero ninguna para el Sr Virrey: borra classica, conque el Sr Ribera coronó la obra de la Expedicion, y sus procederes tan raros: y al Sr Ansa le decia, que no le remitia las cartas para el Sr Virrey porque estando para cerrarlas halló menos un papel, del qual hacia mencion en dichas cartas, que contenia los cuentos sucedidos en San Diego sobre la prision del Indio Carlos, y que faltandole este papel no podian ir, y que se hacia juicio se lo havria dexado en San Diego, pues por mas que lo buscó no pudo hallarlo; por lo qual havia determinado irse luego á San Diego, y que desde alli remitiria sus cartas al Sr Virrey por California: y despues de la firma, en una posdata le encargaba memorias para el Sr Virrey, y que le dixesse de su parte que se hallaba algo malo. Todo dicho y hecho segun yo ya tenia prevenido al Sr Ansa: de modo que esse papel perdido no fue mas que un pretexto, pues al Sr Virrey poco o nada le importaba el saber el cuento de su excomunion, en la ocasion presente; y lo principal que convenia era, que su exa supiesse como ya havia recibido la gente de la expedicion con todo su anexo de cavallada, y ganado &c., y que resolucion se havia tomado en orden al establecimiento del Puerto de San Francisco, tan desseado en Mexico, y mas en Madrid: pero como él era tan opuesto á esto, quien sabe lo que escribiria, y mas haviendose declarado el Sr Ansa contrario á su parecer; por cuyo motivo, y haviendo sucedido las manos que sucedieron, siempre presumi que no le havia de entregar á este sus cartas, como que no fiava de él; y mas con lo que supe en San Gabriel, y tengo dicho.

Saturday, May 4, 1776 EN -- Dia 4. Sabado. Muy de mañana despachó el Sr Ansa los soldados que havian venido de correo, escriviendole al Sr Ribera una carta como correspondia á la suya, y á su remate; y al mismo tiempo le remitio la carta del P. Guardian de San Fernando, diciendole que ya que no llevaba carta suya para el Sr Virrey, no queria llevar carta para ningun particular. Otra carta escribio al Sr Theniente Moraga avisandole lo sucedido, y previniendole lo que le convenia para su govierno, en caso que el Sr Ribera se declarasse loco, segun lo indicios de locura que havia manifestado con sus procederes nada cuerdos: y yo escrivi tambien una carta al P. Presidente dandole parte de lo mismo, y de todo lo sucedido desde que salimos de Monterey; otra al P. Paterna enviandole una planta de Yglesia y Casa, que queria fabricar y me pidio le hiciesse. Y con esto se concluyó el despido de Monterey, y se echó la clave á todos los cuentos de la Expedicion sucedidos con el Sr Ribera. Amanecio oy el dia muy cubierto y lloviendo unas gotitas, aunque despues se serenó; y poco antes de salir se oyeron tres ó quatro truenos no muy recios, cosa particular, y que se oye muy pocas vezes en aquellas tierras. Saimos del Llano á las siete de la mañana, y á las ocho y quarto llegamos al Rio de Santa Ana, en donde sesteamos hasta las dos de la tarde; y á las seys y quarto de la tarde paramos en un Puertezuelo, que sale para el Valle de San Joseph, haviendo caminado unas nueve leguas. Toda esta tierra hallamos sea, y con muy poco zacate, y sin agua y leña. La sierra nevada estaba ya sin nieve (excepto muy poca que se veia en las rinconadas) que con el calor que hacia ya se havia derretido.

Sunday, May 5, 1776 EN -- Dia 5. Domingo. Dixe missa. Salimos del Puertezuelo á las seys de la manana, y á las diez llegamos al Arroyo de San Joseph, en donde sesteamos hasta las dos y media de la tarde, y en este tramo vimos al pie de unos cerritos peñascosos una rancheria, que á la ida no haviamos visto, cuyos Indios, que llamamos Danzarines por sus ridiculos meneos que hacen quando hablan con eficacia, aunque armados, se fueron encaramando por aquellos peñascos luego que nos vieron; y á las siete de la tarde paramos en la Cañada de San Patricio, cerca el nacimiento de su arroyo, y poco antes del parage en donde paramos á la ida, dia 27. de Deciembre, haviendo caminado unas treze leguas. Hallamos esta cañada muy emboscada, y mas pedregosa que al ir, y en dos partes havia una porcion de piedras como que con las lluvias se havian arruinado de los cerros, que con poco mas nos huvieran tapado el passo: de donde inferi, que el camino por essa cañada de San Patricio puede cerrarse con las lluvias, y no ser permanente.

Monday, May 6, 1776 EN -- Dia 6. Lunes. Salimos de la Cañada de San Patricio á las seys y tres quartos de la mañana, con el dia cubierto y lloviznando á ratos, y con un viento noroeste tan frio, que sentimos mas frio ahora que quando ivamos, por lo qual nos detuvimos en el Baxio immediato al Puerto de San Carlos para comer un bocado y calentarnos que veniamos elados, y este frio nos duró hasta la tarde, que de este otro lado de lo alto de la sierra Madre de California ya es otro temperamento, como que esta Sierra Madre divide con la tierra los temperamentos, aunque el viento duró muy recio toda la noche, con que nos despidio la tierra de Monterey con el viento que alli reyna; y á las quatro de la tarde paramos al Pie del Sauce, del Arroyo de Santa Catharina, en donde paramos dia 23. de Deciembre, haviendo caminado unas treze leguas. Entre los peñascos que forman el Puerto de San Carlos vimos muchos Indios en caramados entre las peñas, que aunque los llamamos, ninguno quiso baxar. En el parage havia tambien bastantes Indios, que luego que nos vieron, se encaramaron por los peñascos arriba cargados con sus hijos y trastes. Estos son aquellos inflices tiznados que habitan en esta Sierra, de los quales hablé á la ida, y por su mala catadura no sé decir de ellos otra cosa sino que parecen hijos del miedo y de la noche.

Tuesday, May 7, 1776 EN -- Dia 7. Martes. Amanecio el dia siguiendo el viento furioso, que con el polvo nos causó mucha molestia, principalmente al principio de la mañana saliendo de la cañada, y prossiguió assi todo el dia, que solo fue favorable por fresco, con el qual no sentimos calor. Los Indios no se dexaron ver mas, aunque los Soldados de Cavallada dixeron, que de noche andaban por el cerro, quizas mirando si podian hurtar ó hacer algun daño; que son muy malvados, y el mismo MAU de San Diego, cuyos Indios por decir Si, dicen mau como los gatos. Salimos del Pie del Sauce a las cinco de la mañana, y á las nueve y quarto llegamos el Parage de San Gregorio, en donde sesteamos hasta las dos de la tarde, y en donde hallamos tan poca agua que no pudieron beber todas las bestias; y á las siete y quarto de la tarde llegamos al parage de San Sebastian, en donde paramos dia 13. de Deciembre, haviendo caminado unas catorze leguas. Toda la tierra mala, esteril, sin zacate, ni cosa buena, y por fin es todo arena, medanos, y piedras en los cerros, como tengo dicho á la ida.

Wednesday, May 8, 1776 EN -- Dia 8. Miercoles. Dixe missa á nuestro Patrono San Miguel Arcangel, paraque nos sacasse con bien de los medanos que se seguian, y haviamos de atravessar. Determino el Sr Ansa atravessar estos llanos y medanos linea recta, y ver si podiamos salir al cerrito de San Pablo; y aunque yo le dixe que esso no podria ser, porque estava muy lexos, y nos exponiamos á algun trabajo, y aun le hize demonstracion de la distancia con el compas; con todo no se apeó de su dictamen, que era de que quando mas distaria unas viente ó viente y cinco leguas, hasta que antes de salir dixo el soldado practico que havia de ir de guia, que no se atrevia á guiarnos á dicho cerrito, porque estaba muy lexos, y nos havia de ir mal en tan mala tierras sin pasto ni agua, con lo qual podiamos padecer algun atrasso: que lo mejor era ir á salir al Pozo salobre de Carrizal, adonde se atrevia á guiarnos, y llegariamos manana. Con esto se determinó atravessar los llanos y medanos que se seguian lo mas recto que se pudiesse, é ir á salir al Pozo salobre del Carrizal sin baxar á los Pozos de Santa Rosa por ahorrar algo. Por lo qual salimos de San Sebastian á medio dia, y á las diez y media de la noche paramos en medio del Llano seco, sin zacate ni agua, haviendo caminado catorze leguas con rumbo, las tres primeras quasi al este, y las onze restantes al estsudeste, y algo quasi al sudeste. Oy amanecio el dia sin viento, y muy caluroso, como lo podiamos esperar, y se experimenta en essa tierra. Los Indios de San Sebastian estuvieron afables, y contentos de vernos, aunque no son de muy buena indole: y tres de ellos nos acompañaron oy, pero los dos se bolvieron, y solo uno llegó con nosotros al Puerto de la concepcion. En el camino, como á dos leguas hallamos un pozo de agua con su poco de tule y carrizo, la qual es dulce, pero sabe mucho á cienaga: una legua mas adelante hallamos un pozito de agua fria, pero no se puede beber porque agarra la boca como que tiene mucha alcaparrosa: cerca de este hallamos otro pozo de agua que hervia con gran fuerza, y tan profundo que no se le pudo hallar el fondo con una lanza, pero no se podia beber porque era el agua caliente y muy salada: y esta es toda la agua que hallamos en todo este tramo. El camino fue sin medanos; pero passamos un pedazo de tierra desigual, que llamamos almondigones, muy penosa, y todo tierra malissima, y esteril; y esta noche cenaron las bestias palitos, y de estos poco.

Thursday, May 9, 1776 EN -- Dia 9. Jueves. Salimos del Llano seco á las quatro y media de la mañana, y á las doze y tres quartos de la noche llegamos á la Laguna de Santa Olalla, haviendo caminado viente leguas, con el rumbo, una legua al estsudeste, diez al sudeste, con algo al sursudeste, y algunas guiñadas al sur y al este, y ultimamente, cortando ya nuestro camino de la ida, dos al estsudeste, que son treze leguas hasta el Pozo salobre del Carrizal, al qual llegamos á la una de la tarde: y por hallar el agua colorada como si tuviera bermellon, muy salada, y peor que á la ida, y sin carrizo que comiessen las bestias, porque á la ida se lo acabaron, se determinó passar adelante hasta dicha Laguna, por no hacer noche aqui, en donde solo nos detuvimos hasta las cinco y media de la tarde para descansar un rato, y esperar á que pasasse la fuerza del sol.

Friday, May 10, 1776 EN -- Dia 10. Viernes. Acudieron á vernos al parage, que era el mismo en donde paramos dia 6. de Deciembre, muchos Indios Cajuenhes muy placenteros, y traxeron maiz, frixol, calabaza hecha tassajo, que en Sinaloa llaman Bichicore, y pechita y tornillo molido y hecho panes. Salimos de la Laguna de Santa Olalla á las tres y tres quartos de la tarde, y á las siete y quarto paramos en las Rancherias del Cojat, en donde paramos dia 5. de Deciembre, haviendo caminado unas cinco leguas. Luego que paramos nos visitó muy contento el Indio pariente de Palma, que salió á recibirnos en el rio Gila, y con el varios Indios.

Saturday, May 11, 1776 EN -- Dia 11. Sabado. Salimos de las Rancherias del Cojat á las quatro y tres quartos de la mañana, y á las onze llegamos al Puerto de la Concepcion, en el Rio Colorado, haviendo caminado unas ocho leguas. El camino fue bien culebreado, y algo distincto del de la ida, porque el rio ya havia crecido mucho, y mucha tierra de sus vegas estaba ya inundada. En todas las rancherias salian los Indios y Indias á saludarnos con mucho contento y alegria de vernos, y algunos nos acompañaron en todo el camino; y uno se empeño en dar de comer á mi mula, de modo que cogia zacate, y se lo ponia á la mula en la boca, y era menester pararme por complacerle, y otras vezes para no detenerme iva por delante muy pegado á la mula con su manojo de zacate en la mano bolteada para atras; y otro hacia lo mismo dandole á comer tornillo: otros ivan por delante jugando y corriendo con sus palos largos y rodete. Fue reciproca y grande la alegria que tuve de ver al al P. Fr. Thomas Eixarch tan contento y seguro en este parage viviendo con tanta satisfaccion entre tantos Gentiles, que son muy afectos a los Españoles, y acreedores al aprecio y estimacion, principalmente el Capitan Palma. Este Puerto de la Concepcion, situado un poco mas abaxo de la junta de los Rios Gila y Colorado, es un parage de unos Cerritos de mediana elevacion, que forman un Puerto pequeño, por donde el Rio Colorado, que va tan estendido por essos llanos, como que en creciendo es de leguas su extension, passa muy recogido, y en saliendo de él buelve á estenderese; por lo qual es este sitio de una vista muy alegre, y el mejor parage que he visto en este Rio para Poblacion, porque está immediato al Rio, y libre de sus inundaciones por mucho que cresca; aunque de tan corta extension, que en la mesita que forma algo desigual no caben mas que la Yglesia, y unas pocas casas: bien que alpie de dicha mesita hay un llano grande, libre tambien de avenidas del Rio, en donde cabe una Poblacion crecida. Aqui encontramos al P. Fr. Thomas Eixarch, que se vino á vivir en este parage con el Capitan Palma, por ser mejor que aquel en donde lo dexamos á la ida, y dista de este Puerto una legua Rio arriba, y tambien porque alli no se podia mantener en creciendo el Rio. Pensabamos hallar en este parage el P. Fr. Francisco Garces; pero no estaba aqui, ni el P. Fr. Thomas su Compañero tuvo mas noticia de él desde que se fue para los jalchedunes Rio arriba. La ultima noticia que tuvimos del P. Garces fue el dia 15. de Abril por carta que el mismo Padre escribio al Sr Comandante Ansa desde la Mission de San Gabriel, en donde estuvo por semana Santa, á principios de Abril, á la qual salio (segun entendi) con el motivo de que haviendo passado mas arriba de los Jalchedunes, y encontrado con la Nacion de los Jamajá, estos lo recibieron de paz, y se ofrecieron acompañarlo á otra Nacion; pero que por estar entre medio una Nacion enemiga suya, era menester dar un gran rodeo, para passar á la otra dicha: y tal fue el rodeo, que fue a salir á la Mission de San Gabriel acompañado de dos Indios Gentiles de la Nacion Jamajá. En la carta decia, que se bolvia á la Nacion Jamajá porque le era preciso, y que si desde alli conocia que podia hallar algo de bueno, passaria adelante, pero sino que se bolveria al Rio Colorado, en donde nos aguardaria para regressarnos juntos. Llegamos á la Mission de San Gabriel, y alli nos dixeron los Padres, que quando el P. Garces se fue, hablando de su viage dixo, que si encontraba Indios que lo quisiessen acompañar, y no concebia mucha dificultad en su proyecto, su animo era internarse y descubrir camino hasta ir á salir al Nuevo Mexico. Llegamos al Puerto de la Concepcion, y aqui adquirimos una noticia algo confusa de que el P. Garces estaba en los Jalchedunes; por lo qual el Sr Comandante envió luego allá un Indio interprete con carta, en que le avisaba nuestra venida, y que dentro de tres dias proseguiamos nuestro viage, que era tiempo bastante paraque el Padre viniesse si estaba alli: pero en los tres dias ni vino el P. Garces, ni tampoco el mensagero, ni pudimos adquirir de él mas noticia en el termino de mas de tres meses que corrieron. De donde inferi, ó bien que el P. Garces havia encontrado camino y facilidad para ir á salir al Nuevo Mexico como deseaba, ó bien que havria tenido algun gran atrasso en sus correrias Apostolicas, como que andaba ya algo enfermo; si acaso no se havia muerto, ó los Indios no lo havian matado. Y advierto, que quando el Sr Ansa despachó al interprete con la carta, le mandó que si no encontraba al P. Garces, y encontraba sus bestias, que se las traxera, como assi lo hizo este, sin hacerse cargo que el P. Garces podria estar por alli, ó mas adentro, y que quando bolviesse le havian de hacer falta, como assi sucedio: que en esto paran las finezas del Sr Ansa, y estos son sus favores que dice hace siempre á los Padres: y esto lo supe de cierto, porque me lo dixo el mismo interprete quando bolvió á quien le pregunté porque se havia traido las bestias dexando al Padre desaviado; y me respondio, que él no pudo hacer otra cosa, porque era persona mandada, y el Sr Ansa su amo se lo havia mandado assi; y esto me lo dixo delante del Sr Ansa sin que este contradixera. Dixonos el P. Thomas, que el Capitan Palma se havia cerrado en ir á Mexico con nosotros, y que le havia entrado este deseo desde que le habló de la fi esta que en Mexico se hace a la Ssma Virgen de Guadalupe, como el mismo Padre dice en su Diario dia 12. de Deciembre: pues antes ni havia pensado en tal cosa ni menos havia hablado al Capitan Ansa, ni á nadie sobre este particular: sobre lo qual discurrimos si seria conveniente, ó no el llevarlo, y si se podrian seguir algunos inconvenientes en la Nacion Yuma, y en el Rio con su ausencia; y el Sr Ansa en este dia á primera vista mostró alguna repugnancia en llevarlo, aunque despues que platicamos entre nosotros sobre este assumpto, convino en que lo llevaria proponiendole primero á Palma lo que se juzgó conveniente sobre tan largo viage, paraque no tuviesse ignorancia de nada, y no pensasse que lo llevaban engañado; como assi se hizo, y dixe en el dia siguiente. Dionos tambien noticia de como le havia ido en el rio Colorado en todo este tiempo de nuestra ausencia, y de lo que en el observó: y supuesto que el Padre hizo alli su Diario, paraque no se me passe nada, pongo aqui una copia suya, desde el dia 4. de Deciembre hasta el presente dia 11. de Mayo inclusive, la qual a la letra es la siguiente.

Escrivió pues el Sr Ansa al P. Garces la carta, que queria enviarle, nos la leyo muy atento y afable: (aunque en orden á la idea que tenia de mandar traer las bestias, si el Padre no estaba por alli, no nos dixo nada.) Y conmigo guardó mucha afabilidad desde los cuentos sucedidos con el Sr Ribera; de modo que en San Gabriel me hizo el honor de comunicarme todos los escritos y oficios del Sr Ribera, y todas las respuestas y cartas que él le escribio, quizas porque alli no tenia otro con quien platicar aquellas cosas, y veia que yo era de su parte, porque á la verdad me parecieron mal aquellas manos tan puercas: pero despues se acabó essa afabilidad, y todo aquel afecto que me manifestaba, despues paró en nada, y yo acabe sin su gracia, como dixe.

Sunday, May 12, 1776 EN -- Dia 12. Domingo. Dixe missa. Se despacho con un interprete al P. Garces el correo, que ayer dixe; y se empezaron á disponer las cosas para passar el Rio, que venia ya muy crecido, pero con mucha serenidad en su curso. En los dias que aqui estuvimos observé que el Rio crecia cada dia tres ó quatro dedos, pero dissimuladamente, como que su creciente proviene de las nieves que se derriten, y que traia bastante palizada, y sus aguas muy turbias. El Capitan Palma (como ayer apunte) dixo que queria venir con nosotros para passar á Mexicó á saludar al Sr Virrey, y decirle que el y sus Yumas deseaban mucho, y estarian muy contentos de que viniessen á sus tierras los Españoles y Padres para vivir juntos. Y para tratar esse punto como convenia, á la noche nos retiramos en lo interior de la casa el Sr Ansa, el P. Fr. Thomas, y yo, con Palma, y tres ó quatro viejos que admitimos en la conversacion paraque oyessen lo que se decia, y platicamos un gran rato sobre esso. Propusole el Sr Comandante lo dilatado del camino, y las detenciones que se ofrecerian, con la quales no podria bolver á su tierra en mucho tiempo. Y respondio Palma preguntando quantos años podria tardar en bolver. Dixole el Sr Comandante que un año quandomas: y aun añadio, que tal vez el mismo vendria otra vez á acompanarlo, y á quedarse en su tierra de una vez. (No sé con que fundamento hizo esta propuesta: lo que solo sé es, que varias vezes le oi decir, que de buena gana se iria á vivir en el rio Colorado, porque le quadraban aquellos Indios.) Entonces Palma dixo, que estaba bueno: y perseverando en su pretension quedó admitido del Sr Comandante para llevarlo á Mexico en su compania; pero que no havia de ir solo, sino con algunos que voluntariamente lo quisiessen acompañar: y entre muchos que se ofrecieron eligio Palma dos compañeros, que fueron un hermano suyo, y un hijo del Capitan Pablo, á los quales se agregó un Cajuenche joven, que desde que el P. Garces estuvo en su Nacion se cerró tambien en que queria ir á Mexico: y los tres con dicho Capitan Palma vinieron con nosotros hasta el Presidio de San Miguel, en donde los dexé, y quedaron con el Sr Capitan Ansa, con el qual despues passaron á Mexico. Por remate de esta determinacion se le dixo á Palma, que fuesse á su casa, y propusiesse á los Indios como él se iva, paraque todos lo supiessen, y no huviesse novedad con su ausencia; y Palma alli mismo señaló á un Indio viejo de su satisfaccion, a quien dixo le entregaba el carcax paraque defendiera la tierra de sus enemigos, y mandasse en el Rio; y luego se fue á su casa, y convocando á sus Indios les encargó sus sementeras, y que procurassen sembrar mucho, y que viviessen en paz, &c.

Monday, May 13, 1776 EN -- Dia 13. Lunes. Dixe missa. Se empezaron á passar trastes al otro lado del rio con una balsa grande de muchos palos, que hicieron los Indios, y algunos mozos, á cuya maniobra assistió sin faltar un instante, y trabajó mas que todos el Capitan Pablo, (que el capitan Palma se havia ido á llamar gente) y por la manana antes de medio dia se passó una balsada, y otra por la tarde, con alguna gente: pero quedó la falta tan maltratada por la mucha fuerza del agua con los remolinos que hace en la angostura de este Puerto, que fue menester desbaratarla, bolver á passar á esta banda los palos, y hacerla de nuevo. Observe la altura de este Puerto, y lo halle, sin correccion, en 32Ý. 39'. 1/2. y con correccion en 32Ý. 47'. Y assi digo: En el Puerto de la Concepcion del Rio Colorado, dia 13. de Mayo de 1776: altura meridiana del bordo inferior del sol: 75Ý. 38'. Hize buenas diligencias para medir con un cabo, que havia juntado de unas ciento y veinte y cinco varas de largo, lo ancho del Rio en la angostura que forma el Puerto; pero no lo pude lograr, valiendome para esto de un Indio, y tres Indias, que llevassen el cabo estirando hasta el otro lado, los quales se havian ofrecido atravessar el rio nadando, por lo mas angosto; pero antes de llegar á la mitad el agua los arrebato para abaxo, el cabo se rompio con un palo que en el se enredó, y si no fueran tan diestros nadadores pudiera haver sucedido una desgracia, con lo qual cessé de mi empeño: y por fin regule á mas ó menos que tendrá el Rio en este parage unas cien varas de ancho. Lo que sé es que un Indio tiró una flecha, desde lo alto del cerrito, y esta cayó á la margen opuesta muy á orilla del agua; conque tendra de ancho un tiro flecha en lo mas angosto.

Tuesday, May 14, 1776 EN -- Dia 14. Martes. Se tomó el expediente de que las Indias passassen á nado varias cosas en sus coritas, y caretes grandes mientras se hacian la balsa, lo que se executó, y estuvieron las Indias todo el dia haciendo sus viages de este modo. Se acabó la balsa, y a medio dia se passo una balsada con alguna gente. Bolvieron á desbaratar la balsa, y formaron dos, que se acabaron como á las seys de la tarde, con lo qual determinó el Sr Comandante que passassemos el rio. Se llenaron las balsas de trastes, y en una de ellas nos embarcamos el Sr Comandante, el P. Fr. Thomas, Yo, y otros, que en todos eramos treze: pero luego que entramos en el Rio empezó la balsa á sobreaguarse, por lo qual dos se saltaron á tierra con gran prissa, y los onze que quedamos en ella nos vimos en peligro no pequeño: porque a mas de que la balsa no se podia governar bien por muy cargada, y que se sumia mucho, al mismo tiempo que perdió tierra vino un remolino fuerte que la sumergia. Con esto los Indios fueron de parecer que saltassemos en tierra: pero el Capitan Pablo, que en punta governó esta balsa, y con gran brio, fue de parecer contrario, como que tenia por afrenta el retroceder, y segun sus expressiones, parecia que el solo nos queria llevar en brazos al otro lado: y por fin prevaleciendo esta parte apartaron la balsa de la tierra, y nos fueron metiendo en el rio, y tan sumidos, que estando yo sentado encima una caxa, me mojé hasta la pantorrilla; y es de advertir, que la balsa tendria de alto algo mas de vara y media. Muchos Indios que estaban en la orilla, y vieron lo que passaba, se tiraron luego al agua, y rodeandose de la balsa unos quarenta, en doze minutos nos passáron al otro lado con mucha bulla y algazara, especialmente quando estuvimos en la mitad del rio, y un soldado disparó su escopeta, cosa que les quadra mucho, y sin mas desgracia que havernos mojado un poco, y haver salido al otro lado mas abajo que las otras balsadas, que no fueron tan cargadas como esta. Es cierto, que son estos Indios grandes nadadores, y muy amigos de los Españoles; y son dignissimos de aprecio por su cariño y lealtad, pues en su mano estuvieron todas nuestras vidas, y todo el bagage. En tantos viages que hicieron las Indias solo se perdio el herrage para las mulas, el qual passaba una India con una corita, y con el peso empezó á hacer agua la corita, y se fue á fondo sin poder salvar la India ni la corita, ni menos el herrage.

Wednesday, May 15, 1776 EN -- Dia 15. Miercoles. Dixe missa. Se acabó de passar lo que faltaba, y la poca gente que havia quedado, en una balsa; con que en seys balsadas, y los viages que hicieron las Indias, se passó todo, y vadeamos el Rio. La cavallada passo á nado ayer á medio dia un buen trecho mas arriba del Puerto. El Sr Comandante repartió abalorio á todos en satisfacion de su trabajo, y los despidió; pero es tal el afecto de estos Yumas que muchos no se quisieron ir hasta que nos fueramos nosotros: y entre ellos se quedó el Capitan Pablo, el qual aunque sea malo, como dice el P. Thomas en su Diario, esta vez se singularizó en todo; de modo que estuvo muy permanente, y muy atareado en fabricar las balsas, en passar trastes, y en mandar la gente que ayudasse, trabajando el en punta, y mas que todos, de lo que quedé muy prendado. En orden á hurtar no sé si sera Pablo como los demas Indios: lo cierto es, que antes de salir halló menos el Sr Ansa su cuchillo de bolsa, y haviendole pedido á los Indios que alli estaban, nadie supo de él. Ya nos ivamos á subir á cavallo, y el capitan Pablo se fue derecho á una esquina de la ramadita que alli se havia hecho para guardarnos del sol, y haciendo que buscaba, en un instante sacó el cuchillo de entre la tierra, y lo dia al Sr Ansa; de lo que inferimos, que si él no lo escondió, vio quien lo hizo, porque son muy diestros en esto los Yumas, que por fin aunque son Indios buenos, no les falta la propriedad de hurtar: y gracias á Dios que no hurtaron mucho como pudieron haverlo hecho, que aunque algunas cosas se hallaron menos, y entre ellas el Capote del Sr Proveedor, fue cosa de nada respecto á la rebolucion que huvo en passar el Rio entregandoles los trastes muy esparcidos, y por menor. Por conclusion de lo que he dicho de este Capitan Pablo quiero referir aqui lo que de él me contó el Sr Ansa que le sucedio la vez passada en su primera Expedicion. Ya dixe dia 27. de Noviembre como entonces este Capitan intentó impedirle el passo del rio, y matarlo á él, y á los soldados, para quedarse con lo que traian. Pues despues se portó muy al contrario. Fue el caso, que entonces quando el Sr Ansa bolvio de Monterey, al querer salir del rio, halló menos dos mulas, y dio sus quexas á los Indios porque se las havian hurtado. Oyó esto el Capitan Pablo, y sin decir nada se fue en busca del ladron, y cogió al Indio, que se las havia llevado á su casa, con el hurto en las manos, esto es, con las dos mulas que alli tenia, la una viva, y amarrada, y la otra ya muerta que la estaba carneando. Entonces Pablo muy colerico quiso matar al delinquente porque havia hecho esto; pero el Indio se huyó, y ya que no pudo matar á él, mató á su muger de un flechazo, y luego arrancandole la flecha, con que le havia passado el corazon, y cogiendo la mula viva, se fue para el Sr Ansa, y se la presentó diciendole, que no traia mas de una, porque la otra el ladron ya la havia muerto, pero que el ya havia vengado este agravio, y que alli le presentaba la flecha con que havia matado á la muger del ladron, ya que á él no lo pudo matar. El Sr Ansa le afeó mucho el hecho, diciendole que el no gustaba de esso, que mas antes huviera dado por perdidas sus dos mulas, que no el haver hecho semejante cosa de matar á nadie. Pablo no obstante le instaba que recibiera la flecha que le presentaba; pero el Sr Ansa no la quiso admitir, en testimonio de que le desquadraba mucho el que huviesse matado á la muger: y entonces Pablo, como que se veia desayrado, formó su sentimiento diciendo que: que tenia esto de haver matado á una muger, ni que importaba esto paraque el Capitan Español no tomárá la flecha, conque el havia vengado el agravio? No sé si este caso prueba, que el Capitan Pablo es leal, ó carnicero, pues de uno y otro tiene visos. Entre las Indias que ayer hicieron sus viages, concurrio una hija grande del Capitan Palma, gran nadadora, y la que iva en punta de las demas: pero embijada de almagre, como ellas acostumbran, cuyo embije se pegan de modo, que aunque estén todo el dia en el agua, como ayer sucedió, no se les quita. Ya yo le havia dicho antes á ella y á otros, que no estaba bueno que se embijassen, porque esto no lo hacen los Españoles y Christianos; y oy al despedirse le dixe lo mismo, y le propuse que se lavára con agua, que alli tenia, y que assi estaria mejor. Respondiome, que ella no sabia lavarse, y assi que la lavára yo; y con gusto suyo, y de los concurrentes, le di una buena enjabonada, con que logré quitarle el embije, y luego le di un espejo paraque se mirára, y veria que assi estaba buena: y mirandose prorrumpio con muchas risadas: Ajót, Ajót: que quiere decir: Bueno, bueno. Refiero este caso por cosa particular, porque son aquellos Indios tan amantes de los embijes, que con mucha dificultad se ha de poder lograr el que se los quitan las mugeres, y mucho mas dificil sera aquitarlos á los hombres, con quienes no pude lograr otro tanto, y tienen por gala el andar pintados y tiznados como diablos. Al empezar á comer dixeron los Indios, que al otro lado del Rio havia Españoles, y algunos dixeron que era el P. Garces; pero luego dixeron: Assende Jecó: que quiere decir: Un Español, y que venia de los Cajuenches; y el Padre no havia de venir solo. Sospechó el Sr Comandante, que seria algun desertor de Presidio de Monterey, como assi fue, y mandó á los Indios, que fuesse quien fuesse, lo passassen el rio, y se lo traxessen luego. Y acabando de comer vinieron los Indios con el Jecó que lo traian en medio como preso, y vimos que era un desertor de la Expedicion, de los que tenia el Sr Ribera en San Diego sin prisiones, el qual se huyo de aquel Presidio Domingo dia 5. de este mes, y se vino á pie, y con hartos trabajos hasta aqui, y el Sr Ansa lo admitio y juntó con los arrieros. Le preguntamos por el camino que havia llevado: y nos dixo, que en la sierra havia llevado buen camino, y no muy largo hasta salir á los Pozos de Santa Rosa, y que solo en los medanos havian sido sus mayores trabajos por el total desavio conque venia, pues no sacó de San Diego mas que quatro ó seys tortillas para su viatico: con lo qual me confirmé en lo que ya tenia concebido, que el Puerto de San Diego no dista mucho del rio colorado, y que para su comunicacion solo hay de por medio el passo malo de los medanos, y que si estos se pueden desechar entonces queda la comunicacion facil. Nos despedimos por fin de los Yumas con bastante ternura por su fidelidad, y afecto que nos manifestaron deseando saber quando bolveriamos; y proseguimos nuestro camino con el P. Fr. Thomas sin aguardar ya al P. Garces, agregandose á nosotros el Capitan Palma, y sus Compañeros, La comitiva se compuso de los treinta arriba dichos, Palma, y sus tres compañeros, el P. Thomas, con dos interpretes, y un sirviente, y su muchacho, que en todos componiamos el numero de quarenta, con el desertor. Salimos pues de la Orilla del Rio colorado á las quatro y tres quartos de la tarde, y á las nueve de la noche paramos en el Puerto y orillas del Gila, haviendo caminado siete leguas, las dos primeras con el rumbo al sudeste, y estdudeste, y las restantes con el mismo rumbo que á la ida, cogiendo nuestro camino. Este parage es el mismo en que paramos dia 27. de Noviembre; y sucedió que el Sr Ansa se adelantó con algunos soldados á buscarlo, y como era de noche passamos á delante sin verlo yo y la demas gente, y reconociendo que serian las diez de la noche, y que el parage no podia estar tan lexos, me paré, encendi luz, y hize registrar el camino; y viendo que en él no havia rastro alguno fresco, conoci que ya nos haviamos dexado atras al Sr Ansa, por lo qual determiné que parassemos alli, y passassemos la noche hasta que al amanecer nos pudiessemos juntar; y por consiguiente alli nos quedamos arrimados á un poquito de zacate para las bestias, y nosotros passamos esta noche assi divididos, y sin ningun avio.

Thursday, May 16, 1776 EN -- Dia 16. Jueves. Salimos del Puerto y orillas del Gila, a las cinco y media de la mañana, y a las seys y media de la tarde paramos en la Laguna salobre, en la qual paramos dia 25. de Noviembre, haviendo caminado seys leguas de este modo. Al amanecer ensillamos, y dixe á dos que bolviessen atras á ver donde estaba el Sr Ansa, el qual llegó á nuestro parage á las seys y quarto, y alegrandonos mucho á nuestra vista por havernos juntado, seguimos adelante, y á las siete y quarto paramos á la orilla del rio Gila, en donde paramos dia 26. de Noviembre, haviendo caminado unas dos leguas. hicimos una ramada, vino la requa, y á las nueve dixe missa por ser dia de la Assencion. Algunos Indios nos siguieron hasta aqui á pie, y aunque se les persuadio á que se bolviessen, fue menester machacar sobre el assumpto por estar empeñados en seguir á Palma; y aunque porfiaban en seguirnos, por fin los despachamos, y solo se quedó un Cajuenche diciendo, que oy no mas queria venir á dormir con nosotros, y que mañana se bolveria: y por lo que se vio despues, queria ver si podia clavar la uña en algo. Sucedio pues, que á la tarde, antes de cargar se halló menos el machete del principal arriero, y se le dixo a Palma que algun Indio se lo havia llevado. Fervorizóse Palma, y echó un razonamiento á sus compañeros; y luego el Cajuenche su compañero dixo, que el Indio que se havia quedado, y no se queria bolver, lo havia escondido. Negó este, y el Sr Ansa, lo amenazó diciendo, que si no bolvia el machete lo mandaria amarrar y azotar hasta que lo descubriesse. Entró en miedo el Indio, y empezó á mirar por el suelo como que buscaba, y en el modo de mirar conoció el hermano de Palma el lugar en donde lo havia enterrado, y escarvando alli, lo encontro luego, y lo sacó. Cogi entonces al Indio ladron de la mano, y llamando á Palma se lo entregué, le di mi quarta, y le dixe que lo castigára, para probar como lo hacia. Con esto Palma muy enojado diole tres azotes con tal ayre con su mano surda, (es surdo) que al tercer azote le hizo saltar la sangre; por lo que luego lo contuve, y no quise que prosiguiera, pues segun el fervor con que empezó lo huviera desollado. Salimos de aqui á las tres y tres quartos de la tarde y á las seys y media paramos en la Laguna Salobre. Se determinó desde aqui dexar el camino de la ida, y atravessando por la Papagueria ir á salir á la Mission de Caborca, por ser camino mas derecho para ir á San Miguel de Orcasitas. Examinó el Sr Ansa al desertor despacio sobre el camino que llevó quando se vino; y por lo que dixo me afirmé en el juicio que me havia hecho de que el Puerto de San Diego distaba del Puerto de la Concepcion unas cincuenta leguas. El temperamento que experimenté en el Rio colorado, y en el Rio Gila es muy frio en invierno, y muy caliente en verano.

Friday, May 17, 1776 EN -- Dia 17. Viernes. Dixe missa. Nos detuvimos aqui hasta la tarde para coger desde este rio el camino para Caborca. Con el calor que aqui sentimos oy se me agravó el fuego de la boca; y con el agua salobre se enfermaron las bestias, (que bien se puede llamar este rio, el salado) de modo que oy se quedaron dos mulas y un cavallo en el camino cansadas, y perdidas. Salimos de la Laguna salobre á las quatro de la tarde, y á las onze y tres quartos de la noche paramos en un Zacatal duro, que llaman Galleta, una legua despues de passar el arroyo lleno de arena, que llaman los Pozos de enmedio, haviendo caminado onze leguas con rumbo, tres al sur, seys al sursudeste, y cortamos el camino que llevó el Sr Ansa la primera vez, y dos al sudeste. El camino todo fue llano, pero tierra arenisca, seca, y fatal, sin mas arboles que unos mezquites ruines cerca del arroyo arenoso, bastante hediondilla, y algo del zacaton galleta.

Saturday, May 18, 1776 EN -- Dia 18. Sabado. Salimos del Zacatal duro á las cinco de la mañana, y á la una y tres quartos de la noche paramos cerca el Llano del tuzal, antes del Puerto blanco, haviendo caminado diez y ocho leguas, con rumbo muy variado, tres al este quarta al nordeste, dos al nordeste, y una al estsudeste, y llegamos a las Tinajas de la Candelaria, en donde nos detuvimos á sestear desde las nueve de la mañana hasta las cinco y tres quartos de la tarde. Este parage se compone de unas sierras ó peñascos fieros y desnudos, muy empinados, en los quales hay unas concavidades que llaman las Tinajas, y en ellas suele haver agua, y en este sitio hay nueve tinajas formadas en las peñas una sobre otra, ó mas alta una que otra, y se dá agua vaciando las de arriba con coritas. Se dio agua dos vezes á las bestias, que eran mas de cien, y en esta maniobra se gastó lo mas del tiempo. Luego, con intencion de tirar derecho al Carrizal en una jornada sin tocar en la tinaja del aguage empinado, que la dexamos á la derecha, porque en ella no es possible que beban las bestias, caminamos tres leguas al nordeste por mal pais, seys al sudeste, y tres al estsudeste; y nos apeamos á descansar, y recostarnos un poco, sin quitar el freno á la bestias, mientras tanto que llegaba la requa.

Sunday, May 19, 1776 EN -- Dia 19. Domingo. Dormimos un poco, llegó la requa á las quatro de la mañana, y siguió adelante sin parar. Nos desayunamos, y algunos remudamos para seguir la jornada. Salimos del Llano del tuzal á las cinco de la mañana, y á las onze y media llegamos al Arroyo del Carrizal, haviendo caminado diez leguas, con rumbo tres al estsudeste hasta el Puerto blanco, y las otras al sudeste quarta al sur. El camino llano quasi todo de tierra arenisca, y mala toda, sin zacate mas que galleta poca: y oy se quedaron perdidos de cansados tres cavallos, y una mula. Caminó la requa algo mas de diez y nueve horas sin parar, y llegó á la una de la tarde. El Calor nos dexó rendidos; aunque despues á la noche refrescó tanto, que una fresada, y el manto doblado, no alcanzaban á impedir el frio. Este parage suele tener agua quasi todo el año, y es el agua algo salobre, pero no muy mala, y hay algun zacate. Este arroyo viene del oriente, y no de muy lexos, formado de varios recodos que hay en la serrania immediata, y va para el sur y poniente al mar, y dicen que en todo su curso tiene agua poca en charquitos, aunque en este parage corre algo.

Monday, May 20, 1776 EN -- Dia 20. Lunes. Salimos del Arroyo del Carrizal á las cinco y tres quartos de la mañana, y á las ocho y media de la noche paramos al Pie de unos Cerros, haviendo caminado treze leguas, con rumbo, seys al este, y tres al estsudeste, y llegamos á la Mission destruida llamada San Marcelo de Sonoytac á las onze y media, y la requa á la una de la tarde, en donde nos quedamos á sestear hasta las cinco y media de la tarde. Todo este camino es algo desigual, pero montuoso algo, y tierra no tan fiera como la passada, con algunos mezquites y saguaros, y muchos ramajos, y hediondilla, y los cerros aunque aridos, no lo son tanto, y ni puras peñas como los de la Candelaria. En el camino, como á tres leguas, nos topó un Indio de Sonoytac, que iva de correo al rio Colorado con cartas para el Sr Ansa, y una del Sr Virrey para el P. Garces, la qual abrio su compañero el P. Thomas por si contenia alguna orden superior; y vimos que era la que digo dia 1. de Deciembre, con la qual le remitia su Exa las noticias que comunicó á Mexico el P. Fr. Silvestre Velez de Escalante, por si le servian de alguna luz para sus viages, pero sin dicha relacion ó copia, por haverse trapapelado en la Secretaria, como dixe dia 3. de Abril. Cerca el carrizal vimos un Indio con su familia: como á tres leguas antes de Sonoytac passamos por unos jacalitos desiertos: aqui en Sonoytac vimos como veinte Indios, ó familias, con su Governador. Sonoytac fue Mission, aunque corta: tiene suficiente agua, y permanente, en un arroyuelo, para una pequeña Poblacion, y alguna corta sementera; pero para fabricas es este parage fatal, pues no tiene mas madera que unos pocos sauces y muy ruines cerca del agua, y algunos mezquites chaparros. Luego por la tarde caminamos dos leguas al sursudeste, y dos al sudeste. Este camino es algo aspero, pero no muy quebrado, y bastante montuoso, y con mucha ajojoba que sigue por un buen trecho, la que vimos verde y en abundancia. Parece este terreno panino de otro, y como á dos leguas de Sonoytac, dicen los inteligentes, hay las mejores pintas: algunos cogieron tierra para lavar de la superficie: no sacaron oro, pero si algun tepustete. Al salir de Sonoytac passamos por el parage y cerrito, en donde los Indios mataron a su Padre Ministro Jesuita al pie de un saguaro del qual colgó su Santo Christo, y está alli puesta una cruz.

Tuesday, May 21, 1776 EN -- Dia 21. Martes. Salimos del Pie de los Cerros á las quatro y media de la manana, y á las onze de la noche paramos en un Zacatal, haviendo caminado diez y siete leguas, con rumbo, dos al sursudeste, dos al sursudoeste, dos al sudoeste, y dos al oestsudoeste, y llegamos á Quitobác, Pueblo de Visita que fue de la Mission de Sonoytac, llamado san Luis, á las nueve y media en donde nos detuvimos á sestear hasta las cinco de la tarde. El camino fue, siguiendo á la derecha la sierra aspera, que empezamos á seguir ayer tarde, y es bastante llano, y algo montuoso: en él se quedó cansada y perdida una mula. Los Indios de este parage de Quitobac, llamado por otro nombre Bacapa, estuvieron obsequiosos, cuyo Governador salio al camino a cavallo á recibirnos, y luego baxo un mezquite nos formaron una buena sombra con petates grandes de carrizo que traxeron, bien hechos. Tiene este parage algunos ojitos de agua, aunque toda ella es bien poca, y no muy buena; pero ningun zacate havia, por cuya falta salieron de aqui las bestias hambrientas. Luego por la tarde caminamos como una legua al estsudeste, dos al sudeste, y seguimos por un arroyo seco, y arenoso al pie de una loma, ó cerro, que se passa como puerto, una al sursudeste, una al sur, tres al sudeste, y una al estsudeste hasta parar. Este camino es llano y tierra algo montuosa. A la izquierda fuimos dexando algo apartada una serrania que va para Sonoytac, en la qual cerca de Sonoytac dicen que hay un Cerro de Sal.

Wednesday, May 22, 1776 EN -- Dia 22. Miercoles. Ayer estuvo el dia fresco, y oy perseveró del mismo modo; cosa que no esperabamos en esta Papaqueria tan seca, inabitable, y calorosa. Salimos del Zacatal á las cinco y tres quartos de la mañana, y á las diez y media de la noche llegamos cerca el parage llamado en la Expedicion primera San Yldefonso, haviendo caminado quinze leguas, con rumbo, dos al estsudeste, cinco al sudeste, y una al sur, y á las onze llegamos á San Eduardo de la Aribaycpia, que es un arroyo lleno de arena, en donde nos detuvimos á sestear hasta las cinco y media de la tarde. El camino es todo llano, y algo emboscado con mezquites, y palo verde, y mucho ramajo, y hediondilla, y en el fuimos dexando á la derecha una sierra baxa que sigue desde cerca de Quitobac. Aribaycpia es un parage de un arroyo muy arenoso que siempre tiene agua, pero es menester cavar en la arena una vara ó mas para encontrarla: y aqui, y en el camino se encuentra algun zacate. Luego por la tarde caminamos tres leguas al sursudeste, hasta entontrar el camino que va para el Pueblo de Bisanig, el qual dexamos, dos al sudeste, por camino pedregoso y algo arrimado á una sierra, y dos al sursudoeste por camino mejor. Aribaycpia quiere decir Pozos de agua en la arena.

Thursday, May 23, 1776 EN -- Dia 23. Jueves. Salimos del parage de San Yldefonso á las cinco y media de la mañana, y á las doze llegamos á la Mission de Caborca, haviendo caminado nueve leguas, con rumbo, tres al sur tres al sudeste, y tres al estsudeste. Todo el camino de la Papagueria es muy torcido y culebreado, por la mucha escasses de pasto, que hay en ella, y mas de aguages, que son muy pocos, y es preciso ir á buscarlos; motivo porque este camino es tan dificil de transitarse. Nos recibio el P. Ministro de esta Mission Fr. Ambrosio Calzada, con cariño de hermano, y con alegria: y á la tarde vino su P. Compañero Fr. Mathias Moreno, del Pitio, Visita de esta Mission en distancia de dos leguas, en donde se hallaba. Se pidieron al Presidio del Altar, que dista de esta Mission ocho leguas al este, algunas bestias para alivio de las que ya venian cansadas del mal camino de la Papagueria; y á la tarde envio el Sr Comandante dos soldados allá con orden que bolviessen mañana.

Friday, May 24, 1776 EN -- Dia 24. Viernes. Dixe missa. Nos detuvimos en la Mission. Observé la altura de esta Mission, y la hallé, sin correccion, en 30Ý. 38'.1/2. y con correccion en 30Ý.44'. Y assi digo: En la Mission de Caborca, dia 24. de Mayo de 1776: Altura meridiana del bordo inferior del sol: 80Ý. A la noche vinieron del Presidio del Altar los soldados, que ayer se fueron, con doze bestias. Vino el Alferez de Tubac Dn Phelipe Velderrain, y traxo la noticia de que ya nada quedaba en la Mission de Tumacacori, que los Apaches se lo havian llevado todo, y no salian de por alli y que hacian muchas averias; y contaba los lances y las cosas con una frescura muy agena de su oficio, y que me causaba asco de oirlo.

Saturday, May 25, 1776 EN -- Dia 25. Sabado. Dixe missa. Antes de irme á missa entro el Alferez de Tubac, y sin saludarme se puso á platicar con el Provehedor, y otros que alli estaban; y con el motivo de referir con gran frescura, y como haciendo gala, los lances de los Apaches, y lo perdido que estaba aquello, diciendo que ya solo faltaba que viniessen á cargar con sus mugeres y otras cosas semejantes, no pude contenerme, y le dixe, que verguenza causaba ver la risa, y modo con que referia tantas desdichas &c. Y queriendose defender con decirme: pues Padre que he de llorar? le respondi: Si señor, debia Usted llorar; pues yo sin ser de esta tierra siento mucho su infelicidad, y Ustedes, que tienen obligacion de procurar su remedio conteniendo al enemigo, no cuydan de esto, porque no atienden sino en jugar, y fandanguear &c. y llevar muchos galones en el sombrero. (llevaba en el sombrero dos galones.) Dixome con gran descoco, que fuesse yo alla á mandar las armas, y entonces se veria mi habilidad y lo que hacia; y haviendomelo repetido dos vezes, le respondi que no me tocaba el mandar las armas, y por fin conclui diciendole, que ya no queria contestar con él por ser un hombre sin politica &c: y me fui á decir missa. El Alferez sin duda participó al Sr Ansa, que era su ahijado, lo que yo le dixe, pues estuvo toda la mañana atufado con un libro en la mano. A este Alferez por su mala conducta lo apearon despues, y á este fin fue embiado por successor suyo un tal Dn Diego Oya; pero el Sr Ansa, como era compadre suyo, compuso por entonces en San Miguel con el Sr Governador el no darle passe calificandolo de hombre inutil, con lo qual se huvo de bolver para afuera; bien que despues los superiores lo mandaron rebolver desde Durango, y passó á su destino, quedando el Alferez Velderrain apeado, sin poderlo resistir su Compadre el Sr Ansa. A medio dia sobre la mesa dixo el P. Thomas al Sr Ansa que necessitaba unas bestias para irse á Tumacacori. Es el caso, que en el camino le havia dicho el Sr Ansa, que tendria mucho gusto en que passasse hasta San Miguel en su compañia; pero como esto no seria mas que una politica suya exterior, ahora por desprenderse del Padre, le dixo, que mejor era que se fuesse á su Mission con el Alferez que se iva para allá. Respondiole pues, que se las daria. Entonces el Padre le pidio que se le diesse alguna cosa al sirviente, que casualmente se quedó en el rio Colorado, y alli le havia servido de cozinero, y de todo, pues lo havia servido bien. Respondiole el Sr Ansa, que no tenia obligacion de darle nada, porque este sirviente no era de su cuenta, que el no lo havia ajustado, y que en caso de darle algo havia de ser de su bolsillo. Con esto dixe yo: Pues Señor, no dice Usted en su Diario: tres sirvientes para los tres Padres? en donde estan estos sirvientes? Respondiome ya immutado: pues no se le dio á Vuessa reverencia su criado? Respondile: Si señor, despues de haverlo pedido algunas vezes; pero hasta tres faltan dos, pues el que llevó el P. Garces, y se bolvio desde el rio Colorado, tambien dixo Usted que no iva de su cuenta, y no se le dio nada; sino es que cuente por sirviente suyo á Sebastian, que Usted lo ha contado por arriero, cozinero, interprete, y al pincipio por sirviente mio; y el muchacho que llevó el P. Thomas tampoco se cuenta por sirviente: conque si este mozo, por quien pide el Padre, no es sirviente de cuenta de Usted, yo no hallo los tres sirvientes que Usted dice. Ya antes de comer havia precedido el que yo le pedi me dixesse como se entendia aquello que sabia decia en su Diario, esto es: cinco Interpretes de cinco Naciones: pues yo no hallaba mas de tres, y quando mas, quatro, contando por interprete de la Nacion Pima á un Criado suyo. A esto me respondio como echandome de su presencia: Dexe Viessa Reverencia esso para San Miguel, que en llegando alla veremos esso, y se le dirá. Era el caso, que él por abultar plazas, havia puesto un interprete de la Nacion Nixora, y no hay tal Nacion, pues en la Pimeria se llaman Nixoras los Indios, que las Naciones de adentro en sus guerras cautivan entre si, y despues los Yumas, y Papagos los traen al Altar y otras partes á venderlos como cautivos, ó esclavos, de qualquier Nacion que sean. Y como el Sr Ansa no queria que yo supiesse estas cosas, por esto jamás me quiso decir las partidas de la Expedicion, aunque se lo pregunté. algunas vezes, y aun quando se lo preguntaba se mostraba sentido, y esta fue la ultima vez que se lo pregunté. De esto pues formó mucho sentimiento el Sr Ansa diciendo, que yo le echaba estas indirectas que lo ofendian mucho. Respondilo: Señor, no son indirectas, sino bien claras; sino que Usted es tan delicado que en tocandole cosa que no le guste, ya se siente. En fin, se acabó de esse modo la conversacion, que ya se iva encendiendo, interponiendose los Padres á interrumpirla, y quedó el Sr Ansa muy enojado todo este dia, y ya se acabó conmigo su amistad que hasta aqui me havia manifestado, quedando yo de aqui adelante en su desgracia. Yo me he descalabrado mas de dos vezes con él, no tanto por mi, quanto por los dos Padres, y en fin he salido culpado, porque esto de hablar claro á pocos les quadra, y regularmente siempre es verdadero aquel refran que dice: En hablando las verdades, se pierden las amistades. Por la tarde se fue el P. Fr. Thomas Eixarch para su Mission de Tumacacori con el Alferez. Salimos de la Mission de Caborca á las quatro y quarto de la tarde, y á las onze y media de la noche paramos en el baxio del parage llamado el Bámuri, haviendo caminado diez leguas, con rumbo al sursudeste. Todo este camino es tierra llana.

Sunday, May 26, 1776 EN -- Dia 26. Domingo de Pasqua de Espiritu Santo. Salimos del Bamuri á las cinco y quarto de la mañana, y á las ocho y quarto llegamos al Real de la Cieneguilla, haviendo caminado cinco leguas, con rumbo al sursudeste. Luego que llegamos vinieron á darnos la bienvenida el Sr Theniente Dn Pedro Tueros, que nos assignó casa en que hospedarnos, y los demas Señores mercaderes de este Real; y despues de los cumplidos precisos me fui á decir missa. A la tarde fui á ver los placeres, combidado de Dn Francisco de Guizarnotegui, que me acompañó, y vi como los Indios sacan el oro: distan del Real una legua, y bolvimos al anochecer.

Monday, May 27, 1776 EN -- Dia 27. Lunes. Amaneci totalmente aliviado de mis males, de modo que los cursos y descomposicion del estomago, que me acompañó en todo el camino, y solo á ratos me aliviaba por un corto tiempo, desde oy se me corrigio del todo, y no la senti mas; y el fuego de la boca se fue minorando y corrigiendo cada dia, hasta quitarseme del todo en Vres á pocos dias de haver llegado alli. Nos detuvimos esse dia: y canté la missa en el altar por havermelo pedido assi el Sr Cura del Real Dn Joseph Nicolas de Mesa. Observé la altura de esse Real, y lo hallé, sin correccion, en 30Ý. 9'. 1/2. y con correccion en 30Ý.14'. 1/2. Y assi digo: En el Real de la Cieneguilla, dia 27. de Mayo de 1776: Altura meridiana del bordo Inferior del sol: 81Ý. Comi en casa de Dn Francisco de Guizarnotegui, quien me combido, y á la noche nos divertimos un rato en su misma casa.

Tuesday, May 28, 1776 EN -- Dia 28. Martes. Dixe missa: y despues oficié en el coro la que el Sr Cura cantó en el altar. Aunque se havia determinado seguir oy nuestro camino, nos detuvimos por lograr la ocasion de ir juntos y de comboy con otra Gente que salia mañana, por quanto el camino que nos faltaba es muy peligroso por los enemigos Apaches, que en estos tiempos han executado en él varios insultos, y muertes; y aun mas que los Apaches, los Serys, y los Pimas, ó Piatos alzados, los quales como mas carniceros han executado en estas tierras horribles hostilidades, estragos, robos, y muertes. Con esto á la tarde fuimos á cantar visperas, que estos tres dias estuvo expuesto el Santissimo sacramento; y á la noche passamos á divertirnos un rato á casa Dn Antonio de Castro condescenciendo al empeño y suplica, que él y su Esposa Da Ygnacia nos havia hecho, como que son sugetos dignos de complacerles por su afecto, y mas en la ocasion presente que hospedaron en su casa con gran cariño al Capitan Palma y sus companeros.

Wednesday, May 29, 1776 EN -- Dia 29. Miercoles. Dixe missa. Entregué al Sr Theniente Dn Pedro Tueros los ornamentos de San Ygnacio, que me presto el P. Fr. Francisco Zuñiga para decir missa en el camino, como digo dia 10. de Octubre, quien se encargó de remitirlos á aquella Mission. Nos despedimos de dicho Sr Theniente, del P. Cura, y de los demas Señores de esse Real, los quales todos estuvieron muy expressivos, y cumplidamente atentos a todo. Salimos del Real de la Cieneguilla á las cinco y quarto de la tarde, y á las diez de la noche paramos en el parage llamado Los Cerritos, haviendo caminado siete leguas, con rumbo, dos al sudeste, y cinco al estsudeste. Se agregó con nosotros una requa, que iva para Guasabas, con su escolta de Indios Opatas, y otros que se juntaron, de modo que en todos eramos mas de sessenta almas: que por ser este camino tan arriesgado y peligroso de enemigos, como dixe ayer, solo en comboy se puede transitar con menos riesgo. El Sr Guisarnotegui salio á acompañarnos un poco.

Thursday, May 30, 1776 EN -- Dia 30. Jueves. Salimos de Los Cerritos á las quatro y tres quartos de la mañana, y á las nueve y quarto de la noche paramos en un Llano, una legua despues de la Junta de los Caminos, en donde se junta el camino que va al aguage llamado La Tortuga, haviendo caminado catorze leguas, con rumbo, siete al sudeste, y llegamos al aguage del Tecolete, en donde nos detuvimos á sestear desde las diez de la mañana hasta las quatro de la tarde. En este parage que es un caxon estrecho y algo largo han hecho los enemigos algunas averias. Todo el camino es llano, excepto un poco, algo antes y despues de los cerros del Tecolote, que es algo quebrado, y en caxonado, y por esso mas peligroso; y á la mitad de él, á las siete y media, passamos por el aguage del Carrizal, en donde hay varias cruzes por las muertes que en él executaron los enemigos Piatos, con el Sr Michilena y sus compañeros que alli mataron. Luego á la tarde caminamos siete leguas al sudeste quarta al este, pero algo culebreado hasta salir de entre cerros.

Friday, May 31, 1776 EN -- Dia 31. Viernes. Salimos del Llano á las quatro y tres quartos de la mañana, y á las diez y quarto de la noche paramos en un Llano muy despejado, despues del Zanjon que llaman, haviendo caminado quinze leguas, con rumbo, cinco al sudeste, y sursudeste, hasta el Pozo de Chryssanto, en donde nos detuvimos á sestear desde las ocho y media hasta las tres y media de la tarde. El camino es llano quasi todo. Este parage es un pozo abierto en una cañada y algo profundo, por lo que es menester dar agua á las bestias á mano; y se llama assi porque el Governador de los Serys Chryssanto lo descubrió en tiempo de la Expedicion quando aquellos Indios andaban alzados, y tenian aqui una de sus retiradas. Luego por la tarde caminamos diez leguas al estsudeste con alguna variacion. Al parar avisaron los de la retaguardia, como havian cortado un rastro de á pie, que sospecharon si seria de enimigos. Ello es, que este camino de la Cieneguilla está sembrado de cruces de las muertoes que han executado en él los enemigos, Serys, Piatos, y Apaches.